Hace tres años, Zimapán estaba de plácemes tras recibir el nombramiento que los acreditaba como el sexto ’Pueblo Mágico’ de Hidalgo, mismo que fue gestionado por el entonces alcalde panista Erick Marte Rivera Villanueva, invitando al turismo a visitar el municipio; sin embargo, las postales donde aparece una represa para que los paseantes lleven a cabo actividades acuáticas, en realidad son un peligro mortal para la salud del turista y de los pobladores.
Recién a finales de septiembre, la Semarnat presentó el Inventario Homologado Preliminar de Presas de Jales, mismo en el que ubicó vía satélite las presas de jales que existen en el país, toda vez que la información es escondida y se encuentra dispersa.
’Los jales son residuos que provienen de los procesos de concentración de los minerales que, por su volumen de generación y características, pueden representar una condición de riesgo’, destaca el informe, mismo que omite señalar que según diversos estudios internacionales, dichos residuos van desde aquellos que son cancerígenos hasta aquellos que envenenan el aire debido a sus partículas finas así como los mantos acuíferos.
En Hidalgo fueron ubicados doce presas de jales que revelan una característica tajante: la mitad de estos está en Zimapán.
El pueblo mágico que es un peligro para los visitantes
Meses antes del distintivo, el medio español El País había evidenciado el peligro de vivir en Zimapán, toda vez que los pozos ostentan concentraciones de arsénico hasta 100 veces superiores de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) e incluso 40 veces superiores a la norma mexicana, que es irresponsablemente menos sensible.
Pareciera que el peligro es más para los pobladores que para los visitantes, pero ello no sería del todo cierto.
Si bien es cierto los turistas podrían sortear una parte del problema comprando agua embotellada, lo cierto es que si se detienen a comer, los utensilios son lavados con el agua contaminada. Si pernoctan en el Pueblo Mágico, se bañarán con esa misma agua y si se les ocurre realizar actividades en la represa, estarán completamente expuestos al material que también se aspira en el ambiente.
No por nada Zimapán es uno de los dos municipios hidalguenses con mayor índice de cáncer.
Pero la posible solución, tiene un problema compartido donde todas las autoridades son cómplices. El agua de calidad que podría usarse para el consumo de los habitantes, es envida a una zona industrial de Querétaro. Los gobiernos han lucrado con la salud de los habitantes tal como se ha evidenciado en Tula.
Un exalcalde con oscuros antecedentes como promotor del municipio
Rivera Villanueva, exalcalde que cuando fue entrevistado por el medio español hacía declaraciones sobre la injusticia de que les fuera arrebatada el agua, en realidad es parte del problema: como empresario minero, protegió sus propios intereses por sobre los de la población, además de otros antecedentes que desnudan a quien en su momento, fura la carta fuerte de Acción Nacional en la entidad.
EANoticias ventiló en 2018 la existencia de al menos 15 contratos por un monto de 18.2 millones de pesos donde su hermano y entonces personero, Alan Jesús Rivera -hoy alcalde del mismo municipio-, obtuvo obra pública en municipios “amigos”, mismos donde había gobiernos panistas y priistas.
El modus operandi era que el entonces legislador “bajaba recursos” a través de los cuales aparentemente recibía moches y/o ponía como requisito poner a la empresa que ejecutaría la inversión.
También se benefició, así como a sus cercanos, con proyectos productivos de la Secretaría de la Reforma Agraria por sumas millonarias. VER INVESTIGACIÓN AQUÍ
Antes de destapar a su hermano Alan como candidato a la alcaldía, fue a quien le encargó realizar el proceso para poder hacer que Zimapán se convirtiera en Pueblo Mágico y con ello, recibir una cuantiosa suma de recursos por parte de la federación.
Ya al final de su mandato, Rivera Villanueva se convirtió en uno de los 17 objetivos delincuenciales de Hidalgo. La mitad de los alcaldes que llegaron bajo las siglas del PAN de dicha generación fueron señalados de presuntos vínculos con el crimen organizado.
Sin embargo, el asunto que lo sometió a un proceso judicial fue uno de violencia política cometido en contra de una regidora.
El asunto que pudo resolverse en juzgados de la mejor forma y conforme a derecho, terminó evidenciando al político, quien al saber que le podía ser dictada la medida de prisión preventiva, fingió un malestar estomacal para después darse a la fuga en una ambulancia “robada” al ayuntamiento. La persecución fue hollywoodezca y hasta hubo un helicóptero que persiguió la camioneta sustraída. Capturaron a dos de sus cómplices, uno de ellos familiar suyo, pero desde ese momento oficialmente Erick Marte se convirtió en un prófugo.
