La crisis económica de Argentina impacta directamente en los productos de mayor consumo como la carne, la yerba mate y la leche, que en la primera parte del año registran importantes caídas en el consumo, a raíz de los precios elevados. En el caso de la carne, una de las medidas adoptadas por el presidente Javier Milei cuando llegó al poder, fue eliminar el control de precios, lo que generó importantes alzas.
El titular de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), Miguel Schiariti, reiteró que el consumo local de carne vacuna se encuentra en el nivel más bajo de los últimos 30 años, pero destacó que los argentinos redujeron todas sus compras de alimentos ante la pérdida del poder adquisitivo. También mencionó que, a diferencia de otras crisis, hubo un incremento de productos sustitutos como pollo y cerdo.
’El consumo de carne ha caído, pero no solo eso sino que ha caído el consumo de alimentos en general. Según los economistas la pérdida del poder adquisitivo en los ingresos de estos seis o siete meses es del 13%, lo que afecta a todos los productos de la canasta básica’, dijo este martes Schiariti en declaraciones a Radio Mitre.
El consumo de carne vacuna ha bajado casi 16 por ciento en lo que va del año, en una nación donde los cortes bovinos son una parte esencial del tejido social junto al fútbol y el mate.
’La carne forma parte de la dieta argentina, es como si suprimieran las pastas para los italianos’, dijo Claudia San Martín, jubilada de 66 años, y agregó que estaba dispuesta a reducir el consumo de otras compras como en productos de limpieza, pero que la carne era sagrada.
’El argentino puede suprimir cualquier cosa, creo yo, en tiempos así de difíciles, pero la carne no’, dijo a Reuters mientras esperaba en la fila de la carnicería.
Sin embargo, los últimos datos muestran que este año los argentinos comen carne de res a un ritmo de alrededor de 44 kilogramos per cápita por año, lo que representa una brusca caída frente a los 52 kilos del año pasado y los cien kilos de la década de 1950.
Una causa del declive obedece a un desplazamiento a largo plazo en las dietas hacia otras carnes como el cerdo y el pollo. Pero la caída de este año es diferente, impulsada por una inflación cercana a 300 por ciento y una economía estancada en medio de duras medidas de austeridad adoptadas por el presidente ultraliberal Javier Milei.
’En este momento la situación es tan crítica que el consumidor decide por el bolsillo’, dijo Miguel Schiariti, presidente de la cámara local de la industria de carne CICCRA, y señaló que es probable que el consumo siga deprimido.
’El poder adquisitivo de los ingresos viene deteriorándose mes a mes’, agregó.
’La baja del consumo es preocupante’, dijo Luis Marchi, de 48 años, ingeniero agrónomo y tercera generación al frente de una empresa agraria familiar que produce granos y ganado.
’El consumo de carne viene bajando bastante fuerte este último tiempo’, añadió, culpando a la inflación y a la situación económica general en Argentina. ’El consumidor trata de reemplazar la carne por alimentos más baratos, otro tipo de carnes o pastas’.
Otro ganadero, Guillermo Tramontini, de 53 años, dijo que los costos de los insumos habían aumentado y que los rodeos se habían visto afectados por la sequía el año pasado.
’La carne no es cara, pero el poder adquisitivo de la gente se ha reducido terriblemente’, afirmó, añadiendo que los agricultores tienen que tener cuidado con los gastos en inversiones para mantenerse a flote y evitar los despidos de sus trabajadores.
A medida que el consumo local caía, las exportaciones han aumentado, pero los bajos precios globales no han servido como impulso a los agricultores. El principal comprador de carne vacuna argentina es China, aunque importa cortes más baratos que no se consumen en el país austral.
’El sector exportador está atravesando un momento muy complicado a pesar de que sigue exportando. Los precios en el mercado internacional realmente han caído mucho’, dijo Schiariti.
Milei, un economista que se autodenomina anarcocapitalista, puso fin al congelamiento de los precios de la carne vacuna impuesto por el anterior gobierno peronista de centroizquierda.
’Las cosas están muy caras y nosotros particularmente, cuando algo es muy caro, no lo compramos’, dijo Facundo Reinal, un profesor de 41 años, quien agregó que la coyuntura económica estaba afectando los rituales alrededor de la parrilla.
’Vemos que en líneas generales la gente hace menos asados, que era una costumbre argentina muy habitual’.Con información de LA JORNADA