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Octubre 15, 2018 08:34 hrs.
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Samuel Schmidt › Emmanuel Ameth Noticias

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Se establece un plantón de empleados de la Secretaría de Cultura afuera de la casa de transición de López Obrador y declaran que no se moverán hasta que no les resuelvan sus problemas. Más vale que se armen de paciencia porque se fueron a la dirección equivocada, ¿o no?

El gobierno electo, por muy buena voluntad que tenga, carece de elementos para resolver problemas. Al no estar en posición formal y contar con los elementos administrativos con los que atender demandas sociales, lo único que pueden hacer es mirar la protesta social, tal vez saludarlos y hasta hacerse amigos con el paso de los días. La espera va para largo.

El gobierno en funciones dejará pasar el tiempo frente a un problema (más) no resuelto y tal vez ni atendido, igual que han hecho durante seis años en los cuales todo sugiere que estaban organizados para robar, posponiendo gobernar.

¿Acaso los protestantes se equivocaron de dirección? La respuesta parece ser evidente, Sí.

¿Son tontos? No. Parecen reafirmar una sensación nacional.

La gente que repudió a Peña, que se hartó con sus hurtos, que reaccionó con energía frente a escándalos como la Casa Blanca, Malinalco, Obedrecht, el socavón y el boquete que le hicieron a las finanzas públicas, los quitó del poder esperando que sea por mucho tiempo; esa gente entiende que ya no hay gobierno.

Esto requiere una precisión. Hace muchos años que desapareció el gobierno en el sentido de la conducción hacia un mundo mejor para todos, porque desde que la pandilla neoliberal accedió al poder, se concentraron en conducir al gobierno para lograr un mundo mejor para unos pocos, entre los que están en primerísimo lugar ellos mismos.

Así como los primeros beneficiados con la reforma energética fueron los funcionarios que la promovieron para luego convertirse en ejecutivos de las corporaciones favorecidas, también lo fueron otros encargados de articular políticas que buscaban la privatización de todo, ¿se acordará de esto Ernesto Zedillo cuándo cobra los frutos de su postración ante el gran capital, cómo los ferrocarriles por ejemplo?

Los gobiernos se acordaban de los pobres porque podían sacarle tajada a los programas asistencialistas que ataban políticamente a los que recibían limosnas gubernamentales. ¿Acaso no es eso la estafa maestra que operó con maestría Rosario Robles? Carlos Salinas a quién le apodaron el Hood Robin, porque le quitaba a los pobres para darle a los ricos, al parecer creó una escuela con muchos alumnos aplicados. Seguramente por eso Peña le dijo a su Secretaria que no se preocupara, ella estaba aceitando muy bien una maquinaria de despojo a la nación, mientras convencía a los jodidos que su jodidez sería recompensada. Pero algo pasó en contra de lo sucedido durante muchos años. Ni los jodidos ni muchos beneficiarios del sistema de limosnas públicas apoyaron al PRIAN, a ese sistema de corrupción del poder que sirvió para reforzar a la oligarquía y elevar económicamente a sus lacayos.

El mundo es irónico. Tal parece que la sociedad finalmente hizo realidad la vieja aspiración de una buena cantidad de politólogos que sostenía que solamente con la muerte del PRI habría democracia en México. Esa aspiración deicida debe tomarse como metáfora. En primer lugar es deicida porque esos politólogos que se acomodan tan bien al abrigo del poder para servirle, sostenían que debían matar a su dios porque ya no les colmaba las aspiraciones, por lo tanto, la nueva democracia sería solamente esa que llenara sus platos para que pudieran saciar su ambición de influencia y riqueza material, por supuesto. ¡Que muera el PRI, Que viva su reemplazo!

Los del plantón culturalosos no son los únicos que se acercan con peticiones para que los atienda López Obrador

Esta es una situación inédita. Un candidato ganador empieza a ejercer como gobierno sin serlo, se apodera de la agenda nacional, recorre el país en gira triunfal extendiendo su campaña para que la sociedad siga energizada, mientras permite que sus críticos, algunos honestos y muchos otros pagados, desgastan la crítica y agotan los ataques. Facilita que lleguen a la luz del día las demandas sociales, las tensiones entre sus colaboradores y se cometan errores, de tal suerte que se depura el equipo antes de volverse gobierno.

El gobierno saliente está preocupado borrando las huellas del saqueo y por eso ya no presta atención a las protestas; su borramiento fáctico sirve para posicionar al entrante quién tendrá que actuar con rapidez y energía frente a los desmanes, porque desde el 1 de diciembre, todos los plantones le pertenecerán. AMLO deberá blandir la espada que le haga justicia a una sociedad esquilmada, saqueada, engañada y defraudada. Ojalá la justicia no se haga esperar.



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