Hidalgo sostiene dos problemas medulares en materia de deuda pública: primero, que se erogan millonarias sumas (de más de 760 millones de pesos para este año) sin que haya representado un solo beneficio tangible para los pobladores de la entidad y segundo, que gracias a las carencias financieras de quienes han encabezado la titularidad de dicha Secretaría, las condiciones de pago perjudican las finanzas públicas.
Créditos de Hidalgo, para inversiones intangibles
Es cierto que alrededor de la mitad de los financiamientos que ha adquirido la entidad han sido para el pago de terrenos para proyectos de inversión del aeropuerto en Tizayuca y de la Refinería Bicentenario en Tula, no concretándose ninguno de los dos.
Sin embargo, una parte muy importante del mismo fue destinada para el pago de otros proyectos de infraestructura, aparentemente, que tampoco fueron visibles para la población hidalguense, esto es, que de la millonaria deuda que asciende a poco más de los 5 mil millones de pesos, los recursos fueron ocupados a discreción para solventar o bien proyectos fallidos o bien para “beneficios” que en nada detonaron la economía, que no pueden tomarse como “inversión” pese a que así hayan sido promovidos.
El mal manejo de la deuda
El mal manejo de la deuda hidalguense se puede reflejar en muchos factores, tales como que el financiamiento adquirido por Miguel Ángel Osorio Chong para el pago de los terrenos en Tula donde sería construida la Refinería Bicentenario, toda vez que el financiamiento requerido fue de 1,500 millones de pesos pero de estos, tan sólo 1,50 millones fueron ocupados para la compra de terrenos, quedando un remanente de 450 millones para el que supuestamente se iba a edificar infraestructura alrededor del complejo, pero, al no concretarse nunca este, en realidad fueron desaparecidos desde su administración sin informar en qué se utilizaron.
Posteriormente, con Francisco Olvera al frente, se informó que ya para 2015 Pemex había pagado 580 millones de este recurso a las arcas hidalguenses, sin embargo, dicha aportación nunca se vio reflejada en la amortización del saldo, quedando también en la opacidad el destino que se le dio a ese millonario recurso.
Aunado a ello, vinieron reestructuraciones perjudiciales para la entidad, toda vez que si sumamos los saldos totales del adeudo, por los montos originales reestructurados entre 2012 y 2015, el monto total fue de 5 mil 896 millones de pesos, pero para inicios de este 2019, este suma un pasivo en capital de 5 mil 036 millones, pagaderos en sus créditos hasta el periodo comprendido entre el año 2024 y el 2034, es decir, quedando 15 años más para saldarlos pagando menos del 15% del adeudo original en 7 años.
Lo anterior nos lleva a especular que los pagos del financiamiento, sobre saldos insolutos, obedecen a un sistema de amortización francés, mismo en el que suelen pagarse siempre una mayor parte a los intereses que al adeudo original en tanto era más conveniente hacerlo mediante una metodología alemana, lo que quiere decir que cuando vuelvan a existir reestructuras, exactamente igual a las recién mencionadas, el adeudo original permanecerá cuasi intacto derivado de que primero fueron pagados los intereses bajo esa modalidad leonina y perjudicial para los hidalguenses.
Las condiciones de los créditos
La tasa de interés promedio ponderada que es pagada por Hidalgo respecto de sus financiamientos es exactamente igual a la media nacional, como revelan los datos oficiales de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Sin embargo, dicha condición es desfavorable para las arcas hidalguenses.
La razón, porque como porcentaje de sus ingresos totales, el adeudo que tiene Hidalgo es menos de la mitad del promedio nacional, esto es, que con funcionarios medianamente competentes se pudo negociar una tasa al menos 1% inferior a la que actualmente se paga, lo que equivale a unos 50 millones de pesos anuales durante los 15 años de vida que le restan a los financiamientos, si bien algunas obligaciones se cubren antes.
Los antecedentes del mal manejo de las finanzas
Como publicó Emmanuel Ameth en este mismo medio, no sería la primera ocasión que la falta de capacidad por parte de funcionarios hidalguenses provocara que se asumieran costos financieros más altos de los que deberían asumirse.
Pese a haber obtenido el Gobierno de Hidalgo 13 mil 572 millones de pesos adicionales a su presupuesto 2017 (42% más de lo estimado), la titular de la Secretaría de Finanzas Delia Jessica Blancas solicitó un crédito quirografario (a corto plazo y sin el aval de sus participaciones) por 400 millones de pesos en el mismo periodo para cubrir sus obligaciones, lo que representó tirar por concepto de comisiones e intereses 42 millones 766 mil 800 pesos.
El préstamo equivale al 0.87% de sus ingresos totales anuales recibidos.
En una empresa, la falta de liquidez se debe a muchos factores pero en una entidad pública, tener la ausencia -o atraso- de menos del 1% de sus ingresos anuales conlleva ejecutar una serie de medidas y acciones viables precisamente para no asumir el costo financiero de un crédito.
Sin embargo, Jessica Blancas no supo administrar el recurso y tuvo que recurrir a un financiamiento con una tasa anualizada del 14.74% (8.16% efectiva), lo que la hace 80% más cara que las tasas contratadas por las entidades según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).