El PRI se encuentra a punto de desaparecer a nivel gobiernos estatales y serán los comicios 2022 y 2023 los que definan si les quedará bastión alguno, pues ponen en juego las 4 gubernaturas que les quedan y en 3 de estas entidades nunca ha habido alternancia.
Y es que se encuentran en la lona. Las elecciones de 2021 marcaron la peor derrota a nivel gubernaturas que hayan sufrido en toda su historia, toda vez que de 8 competidas, perdieron las 8 con todo y que el PAN y el PRD fueron en alianza con ellos.
En 2022 se renovarán los gobiernos de Oaxaca y de Hidalgo. La primera de las entidades difícilmente la podrán retener mientras que Hidalgo dará pelea, pues en el desastre vivido a lo largo del país, fueron los de esta entidad quienes mayor cantidad de votos recibieron para sus perfiles locales.
Para 2023 serán Coahuila y el Estado de México los gobiernos que más difícilmente les serán arrebatados por la oposición, pero la amenaza allí se encuentra. Pese a su fortaleza en Coahuila, la dinastía Moreira dejó estragos que sólo faltan ser capitalizados por los contendientes en tanto el Estado de México verá la batalla electoral más compleja que jamás hayan tenido.
Quien puede arrebatarle las gubernaturas, el partido Morena, gobernará 16 entidades a finales de este año, siendo los principales beneficiarios del desastre que vive el PRI a nivel nacional.
Los panistas también se pondrán a prueba en 2022 con los gobiernos de Tamaulipas, Durango y Aguascalientes, mismos que se encuentran en la cuerda floja. Mismo caso es el de Quintana Roo con el PRD que también perdería la gubernatura.