Mientras estuvieron en Morena Hidalgo, la Sosa Nostra se vendió como un grupo imprescindible para la Cuarta Transformación, supuestamente por la fuerza de sus estructuras, premisa a partir de la cual solicitaron todo tipo de cuotas y prebendas. La realidad es que después de las últimas elecciones recibieron una dosis de realidad que los ubicó como una expresión anacrónica incapaz de ser competitiva electoralmente pese a contar con aliados.
Porque asociados con fundadores enemistados con la dirigencia local de Morena, autodenominados puros y castos que no tuvieron pudor en recibir apoyo de los carolinos -facción oficialista de lo que queda del PRI-, ganaron apenas en 14 escenarios de los 110 competidos si se incluyen legisladores.
No sólo entre los 14 municipios obtenidos por parte del PT no se llega ni al 10% de la población hidalguense, sino que en 9 de los casos, para poner un ejemplo, la población no supera a la de la colonia La Providencia; es más, sumando la población de Tepetitlán, Xochicoatlán y Eloxochitlán, no alcanzan ni los habitantes de Paseos de Chavarría.
El indicador más relevante sin embargo, es que de los 14 ayuntamientos ganados, en sólo 7 habría influido el Grupo Universidad, siendo generosos, y en uno solo de los casos se puede hablar de la victoria de unos de sus miembros, así fuese este de reciente adhesión y se debiera más a un voto de castigo hacia José Ramón Amieva, alcalde morenista que de hecho fue el segundo con peor desempeño en la entidad de acuerdo con el EARanking Alcaldes 2024.
Tiraron hidalguenses al basurero de la historia a la Sosa Nostra
Gerardo Sosa Castelán, líder de la Sosa Nostra, podría estar contento de llevar su proceso por lavado de dinero y asociación delictuosa en libertad, pues recientemente un juez le concedió el cambio de medida cautelar. Sin embargo, la otra cara de la moneda es que sus allegados son imanes del fracaso que esperan con mayor ahínco su jubilación que influir en la vida pública de la entidad.
Y no es para menos, pues las urnas les dejaron manifiesto el repudio hacia los que supuestamente, fueron sus mejores cartas en los pasados comicios.
El hermano de Gerardo, Damián Sosa, quedó en lejano tercer lugar en la disputa por el Senado; su sobrino Salvador Sosa Arroyo quedó también tercero en la contienda por la diputación de Tulancingo.
Y a los otros perfiles supuestamente “fuertes” de la Sosa Nostra no les fue mejor.
El exrector Adolfo Pontigo Loyola no alcanzó ni el 10% de los sufragios, lo que le dejó en 4ta posición de Pachuca Poniente. Jesús Osiris Leines Medécigo, hermano del actual secretario general de la UAEH y presidente de la Junta de Gobierno del Congreso del Estado, no llegó ni al 9% de los votos y fue también 4to lugar.
Otro exrector, Humberto Augusto Verras Godoy, apenas y rebasó el 6% de los votos, siendo también 4to lugar en la contienda por la alcaldía hidalguense.
El exlíder estudiantil Jorge Mayorga Olvera, pese a haber sido diputado local gracias a la ola morenista, no obtuvo ni mil votos en su natal Acatlán de un padrón de más de 17 mil. Para no desentonar con “sus maestros”, también fue 4to lugar.
Cabe señalar que aunque lideró el Consejo Estudiantil, con esa cantidad de votos no habría ganado ni un instituto universitario, lo que evidencia la decadencia de sus cuadros al ser designados y no votados.
María Isabel Alfaro Morales, pese a ser aún diputada federal gracias también a la ola morenista, estuvo a 3 décimas de quedarse en el último lugar de la contienda.
Otros integrantes de la Sosa Nostra como Ernesto Morales Fragoso, Noemí Zitle Rivas, Laura Liliana Domínguez Monroy, así como un número importante de perfiles dentro del clan universitario, también hicieron lo suyo para perder en sus respectivas demarcaciones y dejar a la Sosa Nostra como un grupo de perdedores.