El gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se ha caracterizado por un manejo de las finanzas sano, distinto a sus predecesores, pese a condiciones como el de los estragos económicos causados por efectos del COVID, la más grandes tragedia económica en 90 años.
El Banco de México es prueba de ello al contar con reservas internacionales acumuladas que están a punto de llegar a su máximo histórico y sin que la deuda haya aumentado en términos reales pese a la caída del 9.5% del PIB.
Recuérdese que tanto Felipe Calderón Hinojosa como Enrique Peña Nieto duplicaron la deuda que recibieron sin que ellos necesariamente se reflejara en el bienestar de la población.
Enrique Galván Ochoa en su columna de La Jornada, habló de lo anterior:
’Si hubieran acertado los pronósticos de los catastrofistas, las arcas del Banco de México este día lucirían vacías y el gobierno estaría solicitando un rescate financiero al nuevo presidente de Estados Unidos. Pronosticaron que la fuga de dólares sería imparable en el gobierno de López Obrador. Sin embargo, la realidad habla de otra cosa.
El banco central informó que entre el 27 de diciembre de 2019 y el 18 de diciembre de 2020 sus reservas internacionales se incrementaron 14 mil 564 millones de dólares, la más alta acumulación de activos en seis años. El saldo del banco alcanza 195 mil 441 millones de dólares y está cerca de su máximo histórico de agosto de 2015, de 196 mil 16 millones de dólares’.