La Hoguera

Precandidatos perdedores de Morena: oportunistas y no idealistas

Precandidatos perdedores de Morena: oportunistas y no idealistas


Política
Agosto 24, 2020 03:28 hrs.
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Emmanuel Ameth › Emmanuel Ameth Noticias

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El proceso de selección de candidatos de Regeneración Nacional (Morena) para contender por las alcaldías hidalguenses fue sucio y estuvo plagado de irregularidades; sin embargo, los antecedentes inmediatos y la misma convocatoria no planteaban otro escenario: los mismos que callaron a reserva de verse beneficiados, hoy se dan golpes de pecho y atacan el proceso sencillamente porque no fueron ungidos, son la definición del oportunismo político.

La primer gran mentira de la convocatoria emitida hacia los morenistas fue el señalar que la selección de candidatos se realizaría mediante ’encuestas’.

La intransigencia de quienes hoy se dan golpes de pecho radica en que ninguno de los entonces precandidatos se quejó sobre el método de selección, aún a sabiendas que los estatutos de Morena contemplan que sea la dirigencia del partido la que escogería a la casa encuestadora a discreción y manteniéndola en secrecía -en caso de existir-; que los resultados no serían públicos así como tampoco la metodología y que, según la experiencia anterior, el sondeo no existiría y más bien se emitiría un documento a modo para cada candidato que ’justificase’ su designación una vez tomada la decisión. Así sucedió con los candidatos a puestos de representación popular en 2018.

Pero los precandidatos callaron y lo hicieron hasta saber si serían los beneficiados. No buscaron justicia ni democracia para los cuadros ni para el partido, así como tampoco buscaron llegar de modo legítimo a la contienda: se dedicaron a construir su candidatura tejiendo acuerdos desde lo oscurito con diversos grupos esperando que el ’colmillo’ político les alcanzara para obtener lo que por popularidad les sería negado.

Incluso a sabiendas de que la popularidad no siempre elige la mejor opción, porque existe una desigualdad a la hora de competir para quienes gozan de recursos para promoverse, no protestaron por un método de designación que en la mejor de sus ejecuciones, dificulta la participación de nuevos cuadros y actores. Es más, antes de conocerse cualquier resultado, ya descalificaban la participación de cualquier grupo que desde su trinchera catalogaran como antagónico al propio, actitud contraria y advenediza al espíritu de la misma convocatoria.

La segunda mentira fue el de la imparcialidad de la Comisión Nacional de Elecciones. Como en 2018, el órgano poco o nada sabe de la política en Hidalgo -ni le interesa- y sus decisiones son sujetas a las presiones de los personeros que constantemente los buscaron ’haciendo política’ -por llamar de una forma a los acuerdos en lo oscurito- en la Ciudad de México y no en las demarcaciones que aspiraban a gobernar. Y no sólo se nutren de la información que le llevan los ’cabilderos’ de los grupos sino que también son influenciados por los consejeros estatales, de los cuales sobra decir que cada quien persigue sus propios intereses si bien existen unos pocos, muy pocos, morenistas comprometidos con la causa.

Pero todo eso a los precandidatos perdedores no les importó. Conocían de antemano que sencillamente las encuestas ’no existen’ y que las candidaturas se ’ganan’ negociando en la Ciudad de México, pero esperaron a manifestar su desacuerdo solamente si no eran los beneficiados. Son oportunistas que no revelaron la suciedad del proceso -que existe y es condenable- porque esa misma negociación en lo oscurito pudo darles la tan anhelada candidatura; hoy que saben que no cumplirán su ambición, despotrican contra lo que ellos mismos legitimaron desde el momento en que se prestaron al juego y mostraron sus mejores cartas.

Lo peor de la situación es que no existe un morenista congruente, uno con calidad moral, que desde un principio se haya opuesto a la simulación anunciada de una imposición.

Atizos

La dirigencia estatal emitió un comunicado, sin la anuencia de todos los firmantes por cierto, en la que ofrecieron su apoyo legal para lavar su nombre en un proceso que ya ellos mismos validaron. Otra vez, son los perdedores los que despotrican, que son pocos, porque siendo juez y parte no fueron pocos los que resultaron beneficiados de tejer sus intereses en las candidaturas.

Quedaron cortos y no supieron hacer política: la unión de los mismos no habría dejado otra opción a los guindas en la Ciudad de México que respetar la voluntad de la militancia si hubieran ejercido su papel. Y tampoco es que ahora les interese echar por tierra el proceso, simplemente, en un acto cobarde, lejos de reconocer sus errores culpan a terceros de lo que era su responsabilidad.

Cuánto daño hará la falta de oficio político no a Morena Hidalgo, que merecen eso y más, sino al movimiento de AMLO a nivel nacional, si es que los pronósticos pesimistas se cumplen y gracias a su ambición pierden o la mayor parte de espacios o la mayor parte de representados, lo que dará una bocanada de aire al PRIAN en 2021, donde Morena ya se frotaba las manos con 10 victorias en 12 escenarios, pudiendo lapidar la tan soñada transformación del país por intereses mezquinos.

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