El pasado fin de semana Alito Moreno, el varguitas contemporáneo, consumó su amenaza: que mediante la convención nacional de delegados, se aprobara una extensión de hasta 2 periodos a su mandato, lo que podría dejarlo en el cargo hasta el año 2032. Y con los resultados que ha venido dejando en la dirigencia nacional que comparte con Carolina Viggiano, podría ser el último presidente que tenga el partido antes de desaparecer.
Durante la 24ª Asamblea Nacional Ordinaria, la cual se realizó a puerta cerrada sin acceso a medios de comunicación y con transmisión por redes sociales, el priismo nacional, reunido en el World Trade Center, avaló en fast track 15 artículos de sus Estatutos y sus cinco artículos transitorios.
La Asamblea Nacional Extraordinaria del PRI aprobó las reformas a los estatutos del partido que permiten la posibilidad de la reelección de su actual dirigente, Alejandro ‘Alito’ Moreno Cárdenas, para el periodo 2024-2027 con la posibilidad de extender su cargo hasta 2032.
Con los resultados que ha venido dejando en la dirigencia nacional que comparte con Carolina Viggiano, podría ser el último presidente que tenga el partido antes de desaparecer. Esto debido a que desde que se asumió como dirigente nacional del PRI en agosto del 2019, Alito Moreno ha perdido 11 gubernaturas, conservó una y ganó una por lo que después de los resultados del 4 de junio el PRI sólo gobernará dos estados: Durango y Coahuila, ambos ganados con una coalición con el PAN y el PRD, perdiendo el Estado de México que durante décadas estuvo gobernada por el PRI.
En 2021 se vivieron las elecciones más importantes en México. En ese año estuvo en juego 17 gubernaturas y las 500 diputaciones federales. Ese año, el PRI perdió 8 estados, la mayoría ante el avance de Morena: Campeche, Colima, Guerrero, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Zacatecas y Tlaxcala.
Pese a ello, Alejandro Moreno Cárdenas consumó este domingo su liderazgo absoluto en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), ya que más de tres mil 200 delegados de las 32 entidades de la República aprobaron, a mano alzada y en medio de protestas, cambios a los estatutos, entre los que destaca abrir la posibilidad de que se reelija en el cargo hasta 2032.
’De forma particular, en el caso de la Presidencia y la Secretaría General de los Comités Ejecutivos, [la elección] se realizará conforme a lo establecido por el propio estatuto, del reglamento y la convocatoria respectiva; sin embargo, se instituye, que las personas titulares de estos cargos durarán en su función cuatro años, mientras que las electas para los Comités Municipales y de las demarcaciones territoriales de la Ciudad de México, sólo durarán en su función tres años, precisando que no habrá posibilidad de ser reelectos en ningún caso’, se recordó en el dictamen definitivo.
’Esta norma estatutaria, en principio, acota los periodos de las personas que ocupen estos cargos a un tiempo específico -cuatro o tres años, según se trate de cargos nacionales o estatales- y, define de manera expresa la prohibición absoluta para que puedan continuar por un periodo adicional’, se agregó.
’Por ello, a fin de hacer armónica la normativa de este instituto político con la figura que tiene cabida y base constitucional, esto es, con la figura de la elección consecutiva, esta Comisión Dictaminadora advierte la pertinencia y necesidad de suprimir la restricción contenida en la parte final del primer párrafo del artículo 178 de los estatutos, a fin de que sólo se precise el tiempo de duración del encargo y, delegando a su órgano máximo, la facultad para someter a consulta la continuidad de quien se encuentre ejerciéndolo’, se lee en el documento.
Más adelante, se argumentó que ’de esta manera, la decisión de que una persona pueda ser electa de manera consecutiva en los cargos de los Comités del partido en sus diversos ámbitos no será arbitraria, sino que descansará en su Asamblea Nacional, donde se encuentran representados todos los sectores que conforman el instituto político’.
’No se trata de una modificación que ponga en duda el sistema democrático, que sea discriminatoria o que impida a la militancia participar en la designación de sus autoridades, pues no se trata, en sí misma, de una medida prohibitiva o restrictiva de tales derechos, sino permitir que la renovación del periodo de su dirigencia en beneficio de la propia organización de ciudadanos, así como de su estrategia política, la cual deberá aprobarse por los integrantes de su órgano supremo de decisión’, se aclaró.