El excandidato presidencial Ricardo Anaya, afiliado al partido de ultraderecha Acción Nacional, quien sigue radicando como hace años en los Estados Unidos, ha visto cómo su discurso sobre los energéticos se ha venido abajo y aunque no es precisamente un dolor para su bolsillo, tiene que pagar más por la gasolina y la electricidad de lo que haría si viviera en México.
Derivado de la escasez de combustible por las sanciones aplicadas a Rusia por el conflicto que mantiene con Ucrania, el precio de dicho combustible se ha venido al alza a escala mundial, y aunque Estados Unidos es el segundo productor mundial y el primero en refinerías, la gasolina llega a los 4.43 dólares por galón.
En el caso de Atlanta, la semana pasada se acercó a los 5 USD el galón, es decir, 1.322 USD el litro y que se traduce en 27.68 pesos, más de 5 pesos por encima del promedio mexicano y más de 11 por encima de lo que se vende en la frontera.
El fenómeno es tal, que en California, uno de los lugares donde se vende más caro, <b>los estadunidenses prefieren cruzar la frontera para comprar gasolina en México que en su propio territorio</b>, cuando apenas hace unos años el fenómeno se daba a la inversa.
Pero no sólo la gasolina la paga más cara, sino también la energía eléctrica.
Un hogar en Estados Unidos paga en promedio a 3.20 pesos el Kilowatt hora y una empresa lo hace en 2.51. Y es que aunque una empresa tenga naturaleza lucrativa, recibe mayores beneficios que un ciudadano en el lugar donde vive, modelo que también Anaya promueve que se dé en México junto con Acción Nacional.
En México se paga 0.835 pesos por cada Kh en consumo básico y 1.010 pesos por consumo intermedio.
El 84% de la energía generada por China, India y Estados Unidos es realizada con combustible fósil, y en el caso mexicano, la generación de energía con carbón equivalente al 0.21% del total.