Ni Calderón ni Peña, es AMLO quien finalmente invertirá en la Refinería Tula

COLUMNA

Entre Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto no se hizo uno. Apenas si pudieron ambos, durante los últimos diez años, terminar una barda perimetral en lugar de una nueva refinería en el país; eso sí, de más de 600 millones de dólares, con sobornos de Odebrecht de por medio en ambas administraciones y con un sinnúmero de contratos asignados a empresas fantasma por parte de Petróleos Mexicanos (Pemex) –’Estafas Maestras’ ya operaban desde los sexenios panistas-.

Lejano se ve ese 31 de julio de 2008 en el que Pemex anunció que investigaba 7 regiones del país en las cuales edificar una nueva refinería, comunicado que fue retomado en octubre del mismo año por Felipe Calderón como parte de su plan de contingencia económica. En abril del próximo año se cumplirá una década de que Tula fue electa como la mejor opción para albergar al nuevo complejo pero el gobierno de Hidalgo, fiel a su naturaleza, hizo las cosas mal, aunque hay que decir que fue con la complicidad de Pemex.

Porque quisieron ’madrugar’ al resto de entidades manifestando que contaban con polígonos para el complejo, pero no era así. La falta de seriedad provocó que Pemex diera 100 días para conseguir un mínimo de 700 hectáreas y se disparó una carrera entre Hidalgo y Guanajuato que ambas perdieron, pero en la que Hidalgo aventajó más.

A Calderón no le gustó la decisión tomada por Pemex (en manos de priistas) y sencillamente olvidó sus promesas. Si electoralmente no brindaba beneficios, había otros proyectos en los cuales tirar dinero pero sacando provecho.

Con Peña Nieto la situación fue peor. Porque ya desde antes de su campaña tenía negociada la presidencia con su antecesor y encima los panistas debían al priismo todo, pues gracias a ellos no se dejó llegar a López Obrador y hubo muchas complicidades de ambos en el orquestado fraude electoral de 2006.

Peña vino a Hidalgo a firmar un compromiso ante notario -antes a la gente menos brillante se le engañaba con ese tipo de argucias- en el cual culminaría con la Refinería otrora llamada Bicentenario. Tardó más en llegar a la ciudad que en olvidarse de su compromiso.

Si se construyó apenas una barda fue por la mera necesidad de desviar recursos y esta costó por kilómetro lineal 20 veces más que la propuesta más costosa del muro de Trump, así su dispendio.

López Obrador ya adelantó 4.5 mil millones para 2019 y 5.5 mil más para 2020. No a una nueva Refinería, pero es que ni siquiera se ha invertido a la actual. A no ser que algún prianista ’sale’ el proyecto, al fin se concretará y lo mismo para el camino de 4 carriles de Pachuca a Huejutla cuya historia es todavía más larga pero que guarda el mismo resultado: inconclusa.