La Hoguera
Emmanuel Ameth
Hace una semana, diversos medios de comunicación replicaron una declaración de Luis Ricardo Olvera Molina, director general del Instituto Hidalguense de la Juventud, misma en la que aseguró que ’Hidalgo ocupa el primer lugar en consumo de la sustancia anfetamina en cristal’.
La irresponsable declaración de Olvera Molina se hizo sin citar una fuente (porque con su desconocimiento del tema, el funcionario claramente no la es), y no sólo encontró eco en los medios de comunicación locales, que fueron igualmente irresponsables en su difusión, sino que provocaron que no pocas personas dieran dicha información por cierta.
Poniendo al descubierto la falacia
La realidad es que el último estudio sobre adicciones de la población en general se difundió en 2017 (Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco). Allí el desagregado estadístico subnacional, es decir, por entidad federativa, contempló el consumo de alcohol, mariguana y cocaína, por lo que el directivo no pudo tomar como referencia dicho estudio de hace más de 6 años porque ni siquiera contempló el consumo de anfetaminas.
Es más, incluso si el funcionario realizara un ejercicio predictivo en función de los años anteriores y proyectara el aumento en el consumo de drogas “duras”, habría notado que en Hidalgo, entre 2008 y 2016, la incidencia disminuyó a razón de 75% al pasar del 2% al 0.5%.
Será apenas hasta este año que se revele la Encuesta Nacional de Salud Mental y Adicciones cuyo levantamiento comenzó en octubre del año pasado y apenas culminó en mayo de este año. Sobre este estudio, cabe señalar, aún no existe presentación de resultados, ni siquiera de manera parcial, es decir, que tampoco podría haber revelado información sobre el mismo.
Es así que el funcionario del Instituto Hidalguense de la Juventud no sólo cometió una irresponsabilidad sino que se convirtió en un generador de fake news, pues si bien pueden existir estadísticas sobre tratamientos en centros de atención, están sesgadas hacia aquellos que fueron canalizados en centros de atención. Repetimos: no hay cifras sobre el consumo de la población en general.
Es por lo anterior que su declaración no vino acompañada de una fuente.
El desconocimiento de la estadística básica debería ser motivo de preocupación para sus superiores, pues toda política pública, necesariamente, debe ir acompañada de un correcto diagnóstico, no de una ocurrencia que pareciera generada precisamente por el consumo de algún psicotrópico.