Hasta hace algunos años, la pareja Carolina Viggiano – Rubén Moreira soñaba con retener para su partido tanto el gobierno de Hidalgo como el de Coahuila, siendo ellos además los máximos referentes políticos para concretar tal visión, una de manera directa y el otro bajo las sombras. Pero el destino, o más bien el pueblo, parece estar empecinado en decirles ¡No más!
Y es que desde la dirigencia nacional del tricolor fuera encabezada por Alito Moreno y Carolina Viggiano, los fracasos no han dejado de llegar e incluso hay quien ya ve al PRI extinto, pues para el segundo semestre de 2023, Durango sería la única entidad donde estarían al frente de un gobierno.
Pero el fracaso también se ha visto reflejado en el Congreso. El PRI y todos los partidos opositores en su conjunto, apenas son capaces de impedir que Morena y aliados tengan la mayoría calificada -ya tienen la absoluta-. Pero dicha narrativa, tomada como consuelo, apenas y puede esconder que aún si en los 300 distritos federales competidos hubieran ganado Morena y aliados, la misma Ley prohíbe que gocen de mayoría calificada, por lo que en realidad no ganaron nada.
Carolina Viggiano vivió un estrepitoso fracaso como candidata al gobierno de Hidalgo, siendo rebasada en un dos a uno en los sufragios y cayendo por más de 30 puntos, en tanto Rubén Moreira representa a la fracción parlamentaria del PRI en el Congreso, una chiquillada que por sí misma rellena curules pero que es incapaz de aprobar nada incluso teniendo como aliados a sus eternos escuderos el PAN y el PRD.
Y cuando creían que no había más profundo, las encuestas, esas que en Hidalgo quisieron desacreditar pero cuya gran mayoría incluso fue rebasada por la realidad ante la abismal diferencia de preferencia electoral, ahora vaticinan otra victoria para Morena y sus aliados, compitiendo juntos o por separado con sus respectivos aliados.