La Hoguera
Emmanuel Ameth
Ricardo Islas Salinas, el regidor que recientemente fue desmentido por tablajeros de la región que encima lo denunciaron por una presunta extorsión, ya no siente lo duro sino lo tupido, pues la Auditoría Superior del Estado (ASEH) le está exigiendo la devolución de 276 mil pesos que debieron ser ocupados para gestión ciudadana en 2021. Y es que fueron gastados en su totalidad, pero de estos no se ha justificado un solo peso para el fin que originalmente tenían.
Dado el corte temporal en el que se realizó la inspección, el representante fue notificado este 2023, por lo que a la cifra anterior habría que agregar otra de igual cuantía para el ejercicio 2022, lo cual sumaría, al menos, 552 mil pesos de dinero que fue gastado pero que no pudo ser justificado porque habría sido destinado a otros fines.
Tras la arrastrada que los tablajeros acomodaron al regidor después de celebrarse una asamblea municipal, en EANoticias publicamos un video con el testimonio de una trabajadora del ayuntamiento de Pachuca que padeció acoso por parte del regidor Islas Salinas, caso que salió a la luz en junio del año pasado y que fuera retransmitido por la gran mayoría de medios.
La víctima, quien el regidor calificó en su momento como “trabajadora fantasma” para minimizar la acusación, no sólo habló sino que dio detalles del acoso sexual, a la vez que presumió contar con documentos de las distintas presiones a las que fue sometida y que la orillaron a no denunciar por la vía correspondiente (sus mismos superiores le pidieron desistir y hasta le sugirieron cambiarse de área).
En el pecado lleva la penitencia
El regidor abusó de su suerte y en el pecado lleva la penitencia.
Primero porque si bien nunca brilló en la labor sindical, la SADER fue una institución muy agradecida con él. Según la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT) durante su vida laboral, con base a años de trabajo y de esfuerzo, con certificado de Cetec en mano logró conseguir una percepción mensual de poco más de 6 mil pesos; pero ya inactivo, la jubilación que le correspondió superó los 12 mil, prácticamente el doble de lo que se le pagaba.
Segundo por la gracia de la tómbola. Islas Salinas inscribió su nombre, junto a miles más, en el proceso en el que Morena decidió escoger por insaculación a los agentes del cambio verdadero. Cruzó los dedos con mayor vehemencia que la gran mayoría y la suerte lo llevó a ser regidor, incluso al primer lugar de la lista.
Pero ya como asambleísta del ayuntamiento, aún con la suerte de su lado, fue víctima de sí mismo al sobreestimarse y creer que no pasaría nada.
Acosó a una trabajadora creyendo que no habría consecuencias, pero el caso salió a la luz y lleva un año siendo del dominio público.
Consideró que el recurso para gestión ciudadana era un “ingreso extra” que duplicaba su salario nominal y ahora tiene problemas con la Auditoría.
Creyó que como regidor podía presionar al ayuntamiento del que forma parte para así poder inferir en la designación de los administradores del rastro municipal, pero lejos de cumplir su objetivo, a cambio sólo recibió un par de denuncias en su contra que deberá enfrentar solo, pues los propios morenistas se han hecho a un lado.
Y es que una cosa es aprovecharse de la suerte cuando es dadivosa y otra muy distinta llevarla al límite para provocar su alejamiento.
