La cultura del fraude electoral y sus transformaciones (2/2)

La cultura del fraude electoral y sus transformaciones (2/2)

Temas clave / Jesús Ibarra Salazar

Política
Abril 09, 2021 00:46 hrs.
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Jesús Ibarra Salazar › Emmanuel Ameth Noticias

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Siguiendo la serie anterior, se presenta la segunda parte del trabajo ’La cultura del fraude electoral y sus transformaciones’, mediante la cual se revela cómo el supuesto árbitro de los comicios se comporta de manera parcial y facciosa para beneficiar a sus mecenas.

2006. Segunda transformación

Con las urnas transparentes, la lista nominal en cada casilla con los ciudadanos que en ella pueden votar, ciudadanizado el Consejo General del IFE desde 1994 y una mayor vigilancia ciudadana en las casillas, las prácticas del fraude de 1985-1988 se transformaron y el control de los centros de cómputo, lo mismo que las estaciones de recepción de los paquetes electorales pasaron a jugar el papel central en el trasiego de votos.

El objetivo no había cambiado, asegurar la mayoría en las cámaras, aunque el centro seguía estando en la elección presidencial que, en estos años, solo era de utilidad para desviar la atención sobre lo que se buscaba.

Al trasiego de votos en las elecciones de diputados y senadores aparecía el chapulineo, los brincos de una bancada a otra o la corrupción en los casos de votaciones de interés para el partido del gobierno.

Si en el llenado del acta y de acuerdo con los representantes de partido en la casilla se modificaban las votaciones, esto también se podía realizar en el sistema de cómputo, “vigilado” muy de cerca por ciudadanos y representantes de partido.

Lo que no se entendía era ni el momento del cambio en las votaciones, ni cómo esto se hacía; y sigue en la oscuridad para los viejos políticos a los que solo interesa “su” elección, sobre todo a los candidatos a la presidencia.

El campo estaba libre para esta segunda transformación.

Sí un por partido votan 25 ciudadanos en una casilla, para una de las elecciones, en el acta se anotan los 25 y, en un descuido, se escribe un cero al final. 250 votos aparecen anotados para el diputado o senador. Lo mismo se puede hacer en el sistema de cómputo, ya en el PREP o ya en los cómputos definitivos. El cambio, en el interior de las computadoras es transparente, invisible y su detección requiere el deseo de hacerlo y luego saber cómo.

Pero el interés está en la elección presidencial y si la diferencia entre el primero y segundo lugares, sin más, la exigencia de “limpiar la elección” permite, ante los medios, seguir presente, o la demanda ciudadana del recuento “voto por voto casilla por casilla” aunque tal proceso cubre las 140 mil casillas cuando esto se puede y debe hacerse sobre la 40 mil en las que hay más votos en la elección presidencial que en la de diputados.

Lo demás no importa. No es de interés que en la elección de diputados o de senadores haya más votos que en la presidencial. Objetivo logrado una vez más.

2018. Tercera transformación

Pasada la experiencia del fraude cibernético de 2006 la estrategia para las elecciones de 2012 fue la inversión de miles de millones de pesos en la compra del voto, cuyo grupo objetivo de ciudadanos fueron los residentes de mayor pobreza, acción dirigida hacia el pueblo pobre y bueno, que sabe agradecer a quienes le tienden la mano aunque sea por breve tiempo.

La votación en las casillas de los empobrecidos municipios llego a duplicarse y con ello a duplicar la votación del candidato del PRI.

Diputados y senadores fueron sometidos a base de los disparos, cañonazos de millones de pesos” dispersados entre la población más pobre.

Ante las dificultades para repetir las acciones de 2006 y 2012, se produce la tercera transformación, consistente en lo fundamental, por cuanto a las diputaciones y senadurías se trata, la de presentar candidaturas a nombre de un partido de la coalición con la posibilidad de chapulinear para fortalecer la bancada del partido mayoritario, trastocando la representación ciudadana en las cámaras de acuerdo con las afiliaciones a los partidos.

Nuevamente fue el PRI el iniciador de esta forma de hacer fraude con el mismo propósito: tener la mayoría de diputados y facilitar el trabajo del ejecutivo. En 2012 con un diputado y ya en 2015 con 8 que, registrados por el PVEM, se encontraban en la lista de afiliados del partido en el gobierno.

Para el pasado 2018, aprendida la lección aunque sin mucho esfuerzo, 30 militantes de Morena son registrados por los partidos de la Coalición Juntos Haremos Historia, el PT y PES, que se suman a la bancada del partido mayoritario, incrementando en 14 por ciento lo que la ley le permitía de diputados en exceso, de acuerdo con el tamaño porcentual de votación. Véase la Columna de Sergio Aguayo, en el periódico Reforma, de 31/03/2021.

En el Convenio para esta elección 2021, El Verde registra en Apodaca, Nuevo León, a uno de sus afiliados y formará parte del grupo parlamentario de Morena; lo mismo hará en Oaxaca, en San Juan Bautista de Tuxtepec, en Salina Cruz; y en Veracruz en Minatitlán. Véase: CGex202101-15-rp-15-a1, Anexo.

Es esta la práctica que se trata de evitar si se toma en cuenta la Ley Electoral vigente Se trata de asegurar que la asignación de los diputados de lista o representación proporcional se sujete al partido de afiliación del candidato. No más y asegurar la debida representación ciudadana y de la población en el legislativo.

Lo más que un partido puede ganar en la elección de diputados, son las que se registran por distrito, que son 300 y los dos tercios del total de 500, que serían la mayoría calificada. Si no es así, entonces la votación obtenida por el partido debe ser proporcional a su votación y no más de 8 por ciento.

Adenda:

Quienes nos comprometimos con la democracia en nuestro país, esta que no es de lo mejor, pugnamos en diferentes momentos por hacerla efectiva, desde el mismo respeto al voto del ciudadano; participamos en movimientos ciudadanos por que el voto se contara y se hiciera bien; estuvimos pendientes de los cambios en las leyes desde la Ley Federal Electoral hasta el inicio del IFE y el previo Encuentro de Chapultepec; pugnamos por la elección de consejeros ciudadanos en el Consejo General del IFE, luego dañado por los partidos diputados y sus partidos que los decidieron por cuotas, en arreglos políticos; participamos en acciones como en el sondeo para que el gobierno del Distrito Federal fuero electo por sus ciudadanos y por la vía pacífica del Movimiento Zapatista en el 94.

Llegar a este momento de desarrollo de la democracia, limitada con es en México, costó esfuerzo a miles de mexicanos, muchos de ellos hasta la vida, y lo menos que se puede hacer es mantener este nivel y pasar al siguiente escalón, el de la democracia directa, un sistema cuya base piramidal se asiente en las comunidades, aquellas en las que la identidad de la población lo es sin duda, de campesinos, de habitantes de la colonia o de la unidad habitacional, con la elección de representantes que, por circunscripción territorial, en asamblea electoral elijan a sus, por ejemplo diputados locales; que en dichas asambleas se elijan representantes municipales que en asamblea electoral elijan a sus gobiernos del municipio; y así hasta llegar a máximo nivel.

Un sistema de elección escalonada, desde abajo, en el que cada representante electo o de gobierno sea, a juicio de su asamblea respectiva, destituido por incumplimiento o por actos de corrupción.

Jesús Ibarra Salazar
Marzo 31 de 2021

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