La Hoguera
Emmanuel Ameth
Columna por Emmanuel Ameth
Existe un político hidalguense que parece se beneficia de todo lo que suceda a sus correligionarios. Si el Revolucionario Institucional sufrió su peor derrota de la historia, él cae de pie e incluso el partido de su propiedad (Encuentro Social) se fortalece; si Omar Fayad comete excesos y se desentiende de los grupos priistas que en su momento lo llevaron a la victoria, voltean hacia el exmandatario hidalguense. Todo beneficia a Miguel Ángel Osorio Chong.
Porque la labor de conciliador que ha operado entre las corrientes internas se ha maximizado también gracias a la necedad del actual mandatario hidalguense.
Omar Fayad ’aspira’ a ser ungido como candidato priista a la presidencia de la República como Osorio Chong, pero partiendo de un perfil muy distinto. Primero porque no posee los reflectores nacionales que tenía el exsecretario de Gobernación en su momento como segundo al mando del presidente y después porque la única forma en la que ha llegado a los foros nacionales ha sido a través de la vergüenza.
Fuera de Hidalgo, la referencia de Omar Fayad no es otra que la de un gobernador necio que se deja llevar por las emociones y los excesos sin que después tenga la templanza de recular, pese a sus errores. Es conocido como el priista que se quiere sostener en el poder a costa de lo que sea y tal vez como el único que no acepta la derrota electoral sufrida el pasado 1 de julio. Ninguno de esos señalamientos le ha sido conferido de a gratis y lejos de recapitular, acrecienta dicha percepción.
Así, ante un gobierno local menguado, que día a día baja su aceptación y que está próximo a recibir no pocos reveses jurídicos por no actuar con la cabeza, Osorio Chong sólo debe encargarse de dar abrigo a las huestes priistas y tratarlos como personas para volver a ser la mano que mece la cuna en los tricolores de Hidalgo. La lleva de pechito.
Sin embargo, si algo ha caracterizado a Omar es precisamente el no reconocimiento de sus derrotas y la falta de voluntad para llegar a acuerdos, sin importarle que tenga que salirse de la institucionalidad y actuar al margen de la Ley, por lo que un PRI dividido sólo le facilitará a Morena apropiarse de los espacios a los que aún se aferra el priismo para su supervivencia.
Con Osorio Chong, pueden competir para buscar una supervivencia; con Omar, el hundimiento está garantizado para perderlo todo. Seremos testigos de cómo afrontan ambas partes esta ruptura que ya ni siquiera se da en pasillos, sino que se comparte con los mismos periodistas para dejar manifiesta la inconformidad que tienen de ya no formar parte de ’una familia’, sino ser la mera cola de un aparato que los manda como carne de cañón para no dañar la imagen de los dos únicos protegidos a los que interesa cuidar el priismo de Fayad.
