La Hoguera
Emmanuel Ameth
La madrugada del 1 de enero de 2022, según las autoridades municipales de Atlacomulco, fue derribada la escultura dedicada al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), acontecimiento que intentó ser magnificado tanto en medios como en redes sociales pero cuyo impacto no fue el esperado, dilapidando una de las pocas oportunidades que les son presentadas para oponer resistencia a las palizas electorales que se registran en el país.
Y es que hasta para un acto tan simple, la oposición en México volvió a hacer las cosas mal.
Aunque AMLO no hubiera estado de acuerdo con el reconocimiento promovido por el alcalde saliente de Atlacomulco, finalmente la representación escultórica de una persona -estatua-, se trata de un símbolo y como tal, más importante que el material es su significado.
Y es que no existe ningún tipo de vínculo de la estatua con el presidente y al momento de ser derrumbada no le iba a doler el corazón ni a sentir padecimiento alguno como si se tratase de vudú, sin embargo, una historia distinta habría acontecido si los opositores (el PRIANRD) la hubieran manchado, rayado o removido (como lo hicieron) pero con un grupo de personas inconformes -que ni siquiera tuvieron que ser muchas-, a la luz del día y con un pronunciamiento. La misma cobertura mediática les habría ayudado para cumplir su propósito simbólico.
Sin embargo, los autores recurrieron a su naturaleza. En la clandestinidad, cubiertos bajo el manto de la noche/madrugada, en un día feriado, recurrieron no sólo a removerla sino a desmembrarla -fue decapitada-. Así, la acción que pretendía dar un mensaje de hartazgo y/o indignación, con miras a las elecciones estatales 2022, se convirtió en una mera muestra de impotencia por parte de los inconformes quienes encima ocuparon la misma simbología de la delincuencia organizada.
’Gran victoria’ se apuntaron los opositores al remover una estatua que AMLO no promovió, que aunque se exhibió en un bastión priista se presentó el día de los inocentes y por una administración municipal que ni siquiera pudo retener la alcaldía bajo las mismas siglas. El episodio puede tener muchas lecturas, sin embargo, ninguna de ellas deja bien parados a quienes con su mensaje, simplemente transmitieron la comprobación del corolario que los sitúa como moralmente derrotados.