Alfredo Rivera Flores
Quien quiera que escuchó que el nuevo rector de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo sería el Dr. Octavio Castillo Acosta, sin requerir de alguna pequeña dote adivinatoria podía estar seguro de que más pronto que tarde brotarían los problemas en dicha institución.
El hábil Capo mayor de nuestra querida Universidad realiza la selección de su personal ajeno a los méritos académicos y/o requisitos estatutarios, y simplemente impone en cada puesto la pieza de su equipo que personalmente le conviene. Así que, cuando la solución de pequeños problemas ha requerido de capacidad académica, experiencia administrativa o simplemente sensibilidad humana, los problemas no se solucionan.
Sin embargo la inercia establecida y el férreo control sobre maestros y alumnos que tradicionalmente se impone no permitieron que afloraran mayores problemas.
Sin embargo, los alumnos de la Escuela de Artes, por definición poseedores de un mayor espíritu crítico, no se conformaron con que la institución más o menos marchara y han enfocado sus baterías y su energía participativa a lograr que los puestos no sean por ’dedazo’, tanto más, cuando señalan ellos mismos que los candidatos han mostrado su ineptitud. De esa manera en el último mes han habido muy diversas expresiones de inconformidad que hacía mucho tiempo no se veían en el alumnado.
Quienes amamos a esta Universidad, quienes vivimos esperanzados en la juventud, hemos podido ser testigos de las bien concertadas y valientes acciones que han emprendido los alumnos de esta institución a efecto de lograr que su voz crítica se escuche.
La escasa y tendenciosa información que las autoridades universitarias difunden en torno del asunto me impide opinar sobre el fondo del mismo, y sin embargo, hoy expreso mi solidaridad con los alumnos del Instituto de Artes porque únicamente me basta saber que frente a ellos se encuentra la misma burocracia de siempre, el mismo manejo del ’patín y madrazo’ con que los que detentan el poder resuelven las insurrecciones, y también y por supuesto porque el poder universitario desde hace cuatro décadas está en las mismas manos nefastas contra las que siempre levanto mi voz.
Así que, alumnos del IDA de mi universidad: reciban mi admiración y fraternal reconocimiento, mismo que hago extensivo a los institutos que se han ido sumando al paro. Y no olvidar a Gieco: ’Si un traidor puede más que unos cuantos, esos cuantos no lo olviden fácilmente’.
Larga vida a los estudiantes, maestros y ciudadanos en general que sin importar los costos impulsan el cambio.
