De entre la docena de perfiles morenistas que aspiraban a la sucesión gubernamental en 2022 gracias a los resultados obtenidos 2018, hoy sólo quedan un puñado; es más, después de junio, quedarán todavía menos.
Uno de los que se contemplaba siempre en la terna finalista es el senador Julio Menchaca Salazar.
Como los políticos de los viejos tiempos, Menchaca no ha levantado una sola vez la mano ni dicho ’aquí estoy’, esperando que los tiempos le favorecieran. Se trata de una estrategia de mesura que para algunos es considerada tibieza, dado que no es lo mismo buscar que amanezca más temprano que renunciar a cualquier tipo de protagonismo -o liderazgo-.
Bajo otras circunstancias, tal vez la estrategia habría sido adecuada, especialmente luego de que se le señalara por impulsar diversos perfiles en las elecciones y tuviera que sacar las manos. Pero como a casi ninguno le fue bien en 2020, al menos no se mojó en la tormenta de octubre.
Un gran aliado y con mucho poder, Mario Delgado, planeó impulsar su carera y no dejar ninguna duda sobre su operación política con miras a 2022. El tiro salió por la culata.
En la candidatura de Clara Luz en Nuevo León se veía un faro en las tinieblas con una ventaja de al menos 5 puntos porcentuales, que sazonada con un rompimiento de la alianza PRI-PAN, dejaba grandes expectativas al morenismo para ocupar una de las plazas otrora impensables por el poder político-empresarial.
Pero la operación política y el manejo de la crisis falló. Hoy Clara Luz, luego del escándalo del video con la secta sexual NXIVM pasó del primer al tercer sitio, con una baja de 14 puntos brutos en las preferencias que prácticamente la deja fuera de la contienda.
Es cierto que el escándalo y la operación del empresariado regio pueden ser ajenos a Menchaca Salazar, quien caminaba con una operación discreta, pero no saberse levantar en el momento justo, antes de la cuenta de 10, también es parte de su responsabilidad. Para eso lo mandaron.
De continuar las tendencias como actualmente se vislumbran y a menos que no haya un cambio magistral en la campaña, Nuevo León se teñirá de tricolor -con un poco, muy poco de amarillo- y con ello también, las esperanzas del proyecto personal de Julio Menchaca, quien habrá de esperar muchos años más para volver a tener un puesto protagonista que le permita aspirar a las grandes ligas después de 2024.
Atizos
Hasta este momento, Morena tiene en la bolsa 11 de 15 gubernaturas a disputarse y aún pelea al menos otras 2.
Teniendo al ejecutivo federal de su lado y al ánimo ciudadano aún por las nubes, no es disparatado pensar que iría por las 13; pero gracias al fuego amigo y a los distintos operadores que sobrevaloran su capacidad, están más preocupados por no quedarse en 8.
Olvidan que un mal resultado podría dejarlos sin su mejor y único estandarte, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien con la mano en la cintura y ante la pelea carroñera que se da entre bajos perfiles y los impresentables alrededor del país, puede crear otro partido y desaparecer a Morena con un simple chasquido. Construir no es una labor fácil y el morenismo debe cerrar espacio a las voces oportunistas que les hacen perder incluso cuando ganan.
