La sociedad vive en un cuento de hadas: sólo los clasemedieros (personas cuyas carencias apenas los alejan de la pobreza multidimensional) creen que el esfuerzo, la resiliencia, la imaginación y el nunca claudicar es el factor que determina su posición económica a lo largo de su vida, pues se trata, en resumen, de una condición de privilegios al nacer.
Y es que según el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) solamente el 26% de las personas que nacen en el quintil más pobre de la población son capaces de abandonarlo, en tanto para el quintil más privilegiado -no rico, solamente el 20% con más recursos-, el 94% de estos permanece en una posición por encima de la pobreza a lo largo de su vida.
De esta forma, solamente uno por cada 17 ’privilegiados’ abandona su posición mientras que en el caso de los más pobres, solamente 1 de cada 4 supera la línea de bienestar a lo largo de su vida.
Así, es más de 30 veces más sencillo para un privilegiado no llegar a la pobreza que para alguien que nació en el quintil más pobre, llegar al quintil más alto de ingreso.
El estudio además demuestra que rasgos de la cuna como el color de piel, además de la condición económica al nacer, determinan la mayor parte de la movilidad social.