Morena Hidalgo se encuentra en un agujero legal y operativo: no sólo no fueron validadas los consejeros electos la última ocasión sino que los estatutos les impiden que puedan renovarse de cara a las elecciones municipales, así como tampoco pueden quedarse con los anteriores, toda vez que gran parte de los mismos renunciaron a su cargo para poder contender por otro puesto en Morena.
Primero, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) anuló la votación interna para elegir a los consejeros de Morena en Hidalgo; la razón: que se suprimieron los derechos políticos de su militancia al contemplar sólo a quienes se habían afiliado en pasados ejercicios.
Lo anterior habría podido subsanarse contemplando nuevas elecciones, así fueran a marcha forzada.
Sin embargo, la nulidad de la última convocatoria emitida por el Consejo Nacional al no llevar la firma de la Secretaria General Yeidckol Polevnsky impide que ahora estas puedan llevarse a cabo, toda vez que los estatutos precisan que no se pueden realizar dos elecciones simultáneas: en Hidalgo será la renovación de las alcaldías y en Coahuila la de su Congreso.
El verdadero problema sin embargo, es que Hidalgo carece de dirigente y de al menos 4 integrantes de la dirigencia, pues esta se integró por Consejeros que renunciaron a sus puestos para poder acceder a otros: la cancelación del último proceso no los devuelve a sus cargos anteriores, pues sus renuncias si bien se dieron para participar en el proceso de renovación, no son parte del mismo.
Es así que sólo los consejeros que no renunciaron se verían en la posibilidad de organizar las elecciones del próximo año, aunque al ser tan pocos y al gozar de poca representatividad, dejan nuevamente en manos de los Consejeros Nacionales -que tampoco hayan renunciado- las designaciones para las candidaturas a las alcaldías así como a un eventual delegado que haga las veces de dirigente estatal, sometiéndose a decisiones cupulares.