Colloqui
Samuel Schmidt
Es un error pensar que todas las elecciones son un referéndum para el presidente en funciones, excepto con dos excepciones, aunque puede haber otras:
El presidente hace campaña abiertamente con lo que convoca a que el resultado sea una muestra de aprobación, o rechazo, eso le sucedió a Trump en las elecciones intermedias de 2018 en Estados Unidos.
Si amplios segmentos de la sociedad presentan la elección como una muestra de repudio para el gobierno nacional, como sucedió esta semana en México.
AMLO no manejó la elección como referéndum y se abstuvo de intervenir; ante la decisión absurda del Instituto Nacional Electoral (INE) de bajar del aire las conferencias presidenciales diarias, el guardo silencio. No cayó en la provocación barata del INE.
La derecha que trata de descarrilar al gobierno con ataques sistemáticos, llegando a llamados de magnicidio y de cacerolismo golpista tampoco logró que la elección fuera una muestra de repudio para el gobierno y tampoco avanzó electoralmente. Unos días antes de las elecciones apareció un video en el que se sostiene que AMLO aceptó tener una relación con una joven diputada nayarita y que estaba a punto de divorciarse de su esposa. La guerra sucia se ensucia cada vez más tratando de desinflar la presencia nacional del presidente recurriendo a ataques de la más baja estofa, pero los votantes dijeron otra cosa.
Las elecciones de junio pueden mostrarnos varias conclusiones.
Los altos índices de aceptación que tiene López Obrador se traducen en votos a favor de su partido. La tesis de la desaparición de la oposición es anti democrática y no es una condición para que crezca el partido del presidente.
MORENA sigue creciendo, se hizo de dos gubernaturas, con lo cual la cantidad de sus gobernados aumenta en más de 9 millones.
Se derrumba el PAN y con el la presencia política de los derrotados desde el 2018. ¿Cuánto le costó al PAN los exabruptos y provocaciones de Calderón y Fox? ¿Serán capaces de reconstituirse abriéndole la puerta a políticos sanos que no cultivan el odio en su interior? ¿Podrán deshacerse de las rémoras del pasado?
Sigue la caída del PRI. No vimos a ninguno de los candidatos a la presidencia del partido hacer campaña en los Estados con elecciones y el resultado mostró a un partido que ya no convence en lo local dónde el PRI había establecido una presencia política muy importante por la que bloqueo al PAN para que gobernara durante la docena trágica panista.
El PRD al borde de la extinción. El descalabro perredista a nivel nacional y la pugna de las tribus por sus restos se traslada a los Estados y muestra que prácticamente no les queda nada. (1.29% en Tamaulipas, 0.12% en Quintana Roo por si mismo, aunque fue en coalición con el PAN, 14.45% en coalición con el PAN en Durango, 8.37% en Aguascalientes, 8.52% en Baja California, 33.23% en Puebla dónde acompaño al PAN y Movimiento Ciudadano).
La mayoría de los partidos pierde el registro en varios Estados configurándose una competencia entre MORENA y PAN y un PRI disminuido que no compite pero se lleva algunos votos que no le alcanzan para ser bisagra de negociación.
La participación ciudadana en las elecciones se mantiene en niveles bajos, con una abstención que ronda el 66% y en algunos lugares lo supera. Aunque la derecha diga que la elección no es válida por la abstención, lo cierto es que la ley electoral no determina la invalidez de elecciones por bajos niveles de votación.
No obstante que los viejos comentocratas arrecian sus campañas y se presentan como víctimas de una ficticia lucha contra las libertades, no obstante las marchas que tratan de mostrar un gran desacuerdo nacional, sucedió exactamente lo contrario a lo esperado en las elecciones.
Podemos suponer que continúa el efecto AMLO. Podemos suponer que la guerra sucia no logra penetrar a las masas que votan derrotando su potencial desestabilizador.
Encontramos una distinción interesante. El país está recorrido por libertades interesantes, hasta los periodistas vendidos hoy se manifiestan libremente aunque lo hagan para esparcir mentiras. Nunca habíamos visto a periodistas enfrentar y debatir con el presidente en una conferencia de prensa, ahora llevamos dos. Hay muchos que despertaron, muchos que por fin hablan, pocos que como siempre votan y un gobierno que muestra prudencia ante las provocaciones y navega ante una oposición que no termina de aceptar que perdió las elecciones y que está aferrada en tratar de crear turbulencia.
Es parte de la batalla por mantener el régimen de privilegio o tratar de emparejar el terreno, que aunque no generará igualdad económica, por lo menos debe tratar de hacernos a todos iguales ante la ley, eso sería un enorme cambio.
http://www.colloqui.org/colloqui/2019/6/3/elecciones-referendum