Los presupuestos de los principales institutos de salud pública de México (IMSS e ISSSTE) no han sido reforzados de manera constante en los últimos 10 años y hoy, en un México que invierte poco en salud pública y en el que la pandemia de coronavirus no ceja, existen denuncias por la falta de condiciones para garantizar la seguridad de los trabajadores de la salud.
Curiosamente, los más "sorprendidos", son quienes estuvieron al frente de la política pública hasta antes de diciembre de 2018.
Primero fueron las manifestaciones y las declaraciones del personal del Hospital de Tlalnepantla, Estado de México. Luego, el mismo día, el lunes 13, el Hospital 1 de Octubre de la Ciudad de México y el Gobernador de Baja California se sumaron a las denuncias: no hay condiciones –incluso esenciales– para enfrentar el COVID-19.
En el Hospital General Regional número 72 de Tlalnepantla, de acuerdo con trabajadores del nosocomio, aún en medio de la Fase 2 había enfermeras sin protección que atendían pacientes graves, además de personal médico en zona cero que sólo estaba protegido con cubre bocas. Decenas de enfermeros, médicos y otros empleados del Hospital 1 de Octubre también exigieron la entrega de más insumos médicos, conforme su hospital reciba a más pacientes que sufran de COVID-19.
Incluso en Baja California, el Gobernador Francisco Bonilla Valdez dijo que los médicos ’caían como moscas’ atendiendo el coronavirus y señaló que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y su titular Zoé Robledo Aburto ponen en peligro a los médicos, debido a la falta de equipo y material para responder a la emergencia que se vive en la entidad por los contagios de COVID-19.
Las denuncias de médicos en todo el país, que dan testimonio de personal médico que se ha visto obligado a comprar material médico de su propio bolsillo para atender la pandemia, han comenzado a brotar a la par que las quejas sobre la situación en la que están trabajando.
Una revisión realizada por la Unidad de Datos de SinEmbargo a las finanzas del IMSS y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) arrojó que, entre 2010 y 2020, el presupuesto de ambos fue a la alza. Pero en la última década y a pesar de la tendencia positiva, cada cuatro años a partir de 2011 hubo una recaída o estancamiento de los presupuestos de ambas dependencias federales.
En 2011, por ejemplo, los ingresos del IMSS y del ISSSTE como proporción del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) recayeron 2.5 y 2.9 por ciento, respectivamente, en comparación con lo registrado en 2010. Cuatro años más tarde, en 2015, sus ingresos fueron a la baja en 0.7 y 3.3 puntos porcentuales en comparación con 2014. Y en 2019, el presupuesto del IMSS volvió a contraerse 0.7 por ciento, mientras que el presupuesto del ISSSTE, a pesar del aumento de 3.5 por ciento, registró el incremento más bajo desde 2011.
Lo anterior implica que a la par que México batalló para mejorar el servicio de atención médica a nivel nacional, el grado de inversión pública en salud aumentó a cuentagotas, con descalabros incluidos, como sucedió también a nivel nacional.
Las cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público indican que en 2007-2019 y en promedio, el Gobierno de México invirtió el 2.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional en bienes y servicios de salud pública. Un nivel inferior al gasto gubernamental promedio (3.8 por ciento del PIB) de los países de América Latina y el Caribe, e incluso, inferior al gasto mínimo (seis por ciento del PIB) recomendado a nivel internacional, de acuerdo con datos de las organizaciones Mundial de la Salud y para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
Mientras el IMSS y el ISSSTE estiran sus respectivos presupuestos para dar atención a 33 millones 961 mil 815 asegurados asociados a un empleo y sus familiares, al interior del IMSS hay denuncias de falta de materiales y condiciones para brindar atenciones médicas.
El 13 de abril de este año, el director de Prestaciones Médicas del IMSS Víctor Hugo Borja Aburto confirmó que en el país hay 535 casos positivos de COVID-19 entre los trabajadores de la salud, y afirmó que en el sector no se utiliza el método centinela de vigilancia epidemiológica, que sirve para generar proyecciones representativas de la evolución de una enfermedad en una población determinada.
Desde el interior de Palacio Nacional, el funcionario federal también explicó que “se han registrado nueve defunciones en el sector salud, lo que significa una letalidad de menos del dos por ciento”.
EL DINERO DE LOS INSTITUTOS
En los últimos 10 años, los presupuestos del IMSS y del ISSSTE como proporción del gasto total del PEF fueron en aumento, a una tasa promedio anual de 3.2 y 5.6 por ciento, respectivamente.
Mientras que en 2010 el presupuesto de ambas dependencias gubernamentales equivalió al 13.5 por ciento del PEF (o a 427.4 mmdp), en 2020 su presupuesto ascendió al 19.4 por ciento (o a 1.2 billones de pesos).