Dilemas Morales
Mariana Morales
Lejos de ayudar y de construir no sólo en la administración municipal sino dentro de su propio partido, la secretaria de la Mujer en Pachuca Adriana Flores Torres, comenzó ya a escribir su legado como acostumbra: entre la polémica y el protagonismo, causando división y siendo objeto de señalamientos.
Hace apenas unas semanas, se hablaba de la funcionaria como una posible candidata a una diputación local, posibilidad que echó por la borda simplemente siendo ella.
Su ’trabajo’ le ha costado meterse ella misma en esa situación.
Y es que recuérdese que tan sólo al iniciar la administración municipal, la falta de mujeres que ocupasen espacios en la toma de decisiones obligó al alcalde Sergio Baños a recular, lo que le dio la oportunidad de integrarse a un gabinete gracias al fervor de los cuestionamientos.
Recién instalada, poco le importó a Flores el espacio conseguido por Cultura y los desplazó para quedarse ella despachando en esas oficinas. La Casa de la Cultura fue arrumbada al Centro Cultural el Reloj en un reducido espacio.
Luego vino la entrega de 4 millones en apoyos a mujeres que se hubieran visto afectadas económicamente por la pandemia de COVID.
Entregó 2 mil pesos a cada una, pero sin convocatoria pública ni logística para el reparto del recurso. Se acusó que en la búsqueda de un espacio de representación, ocupara recursos públicos para promoverse, lo hiciera sólo a sus alegadas y sin una planeación que respetase la sana distancia.
Cuando la voz se empezó a correr entre quienes sí necesitaban el recurso, ya era tarde, pues el mismo se había acabado y no se tomaron la molestia de informarles sino horas después de hacer largas filas.
Incluso la pinta del mural feminista la embarra. La activista y muralista Carmina Orta dibujó una pintura en las instalaciones de la Secretaría de la Mujer. Entre las pintadas se encontraba Elsa Ángeles. Como no es santo de su devoción, Adriana Flores pidió que le quitaran sus canas características e incluso cubrieron la mayor parte de su rostro a diferencia de la pintura original. Al ver que la seguían identificando, habría mandado por medio de feministas más jóvenes a rayar el mural y como si se tratase de una vendetta entre capos, dejaron una serie de consignas aparentemente como advertencia.
Es más, en su ya característico exceso de protagonismo, incluso envió comunicados donde se acreditó como la primer titular de la Secretaría de la Mujer, honor que le corresponde a una feminista del gabinete violeta, Martha Canseco, y del que seguramente estaba enterada pues de sus manos recibió la estafeta de a dependencia sólo una semana antes.
La osorista se ha preocupado más por desembolsar recursos -esperemos que suyos y no del ayuntamiento- para salir en entrevistas y revistas de corazón, que para lo que supuestamente fue contratada.
Afortunadamente todo indica que no será candidata a una diputación local, por lo menos no si su partido quiere ser competitivo y ganar.
