Hidalgo fue uno de los diez estados donde las legislaturas no estaban preparadas para realizar sesiones virtuales, por lo cual se vieron forzados a detener sus sesiones; una vez retomadas, se hizo notoria incluso su falta de pericia para con la tecnología.
Desde el inicio de la cuarentena, se estableció que la actividad de los Congresos era "esencial", por lo que debía seguirse al igual que otras actividades económicas, siempre que se tomaran medidas necesarias y que no se aglomeraran más de 50 personas.
En Hidalgo sin embargo, hubo parálisis legislativa hasta que se autorizaron las reformas necesarias y, desde hace 60 días, solamente se han llevado a cabo dos sesiones ordinarias.
De acuerdo con Visión Legislativa sólo los congresos de Colima, San Luis Potosí y Baja California han realizado reformas para llevar a cabo sesiones virtuales; Chiapas cuenta con legislación para realizar sesiones remotas de los órganos legislativos y los 28 congresos locales restantes no cuentan con legislación en la materia y tampoco iniciativas.
Diez congresos locales se vieron forzados a detener por completo sus sesiones hasta nuevo aviso, es el caso de Aguascalientes, Chihuahua, Ciudad de México, Durango, Guerrero, Hidalgo, Estado de México, Querétaro, Quintana Roo y Tabasco.
La primera de sus sesiones virtuales se llevó a cabo el 22 de abril, donde hubo notorias fallas en la parte técnica para que ésta se llevara a cabo de buena forma, al grado que en más de un momento, a los legisladores les pareció chusco el momento y comenzaron a reír.
La segunda de estas aconteció el pasado 12 de mayo, donde la falta de pericia de los auxiliares del Congreso dejó evidente que con 20 días para hacer ensayos, no fueron capaces de resolver problemas técnicos elementales ni de tutelar la sesión virtual.
Fue así que una sesión programada para llevarse a cabo en dos horas, terminó durando cuatro horas y media, pese a que la agenda legislativa se encontraba entre las más ligeras de las sesiones.
Aún y con la falta de profesionalismo del personal que no pudo adaptarse a la nueva realidad y a la también falta de profesionalismo de la mayor parte de los legisladores para adaptarse a esta nueva modalidad, cuya exigencia es mucho menor a la que han hecho los profesores de todos los niveles educativos por ejemplo, tanto legisladores como auxiliares y asistentes siguen cobrando su salario íntegro; aunque por otro lado, consiguieron poner en tela de juicio que sus funciones efectivamente sean consideradas como "esenciales".
