Lo de Claudio X. González y su proyecto PRI, PAN, PRD, es ya un melodrama televisivo de sufrimiento a cada paso, un culebrón donde un día le va mal y al otro también. Muestra de ello es la esperanzadora narrativa que tenían en la que aseguraron que a medida que conocieran a su candidata Xóchitl Gálvez, la brecha de 30 puntos que la separaba de la puntera Claudia Sheinbaum se iría reduciendo.
Pero ha sucedido justo al revés.
Y es que los datos de las encuestadoras revelan que de hecho, a medida que se conoce a la candidata por la cual han apostado, sus negativos superan a sus positivos, lo que provoca una baja en la intención de voto.
Las últimas encuestas de El País y de Reforma, por ejemplo, coinciden en el crecimiento del conocimiento del elector hacia las virtuales candidatas a la presidencia de la república.
Para julio de este año, por ejemplo, 7 de cada 10 personas mayores de edad en el país ya conocían a Claudia Sheinbaum; en el caso de Xóchitl Gálvez, la cifra era apenas 1 por cada 3. Al pasar los meses, quienes conocen a Claudia se elevaron a 8 de 10 y Xóchitl pasó a 7 de 10.
El problema está en la impresión que dejan las candidatas al ser conocidas, pues a medida que se ha elevado la proporción que conoce a Xóchitl, baja la intención de voto, es decir, que se imponen los negativos que percibe la población.
A Claudia Sheinbaum la conoce el 81% de la población y por ella se dispone a votar un 61%, es decir, que 3 de cada 4 personas que la conocen le brindarían su confianza.
Pero Xóchitl Gálvez está ene l otro extremo. Del 68% que ya la conoce, apenas votaría por ella una proporción de 29%, es decir, 3 por cada 5 no le brindarían su confianza.
A Claudia aún falta que la conozcan 1 de 5 y a Xóchitl 3 de 10, pero de continuar la tendencia, la brecha no sólo no se reduciría sino que se haría más amplia, contraviniendo el postulado de que “aún faltaba que conocieran a la candidata del Frente para que se elevara su intención de voto”.