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Massiosare
La excandidata al gobierno de Hidalgo Carolina Viggiano visitó una asilo donde como un legítimo servicio a la comunidad y no como una campaña, convivió y degustó con diversos personajes jubilados de la política hidalguense, unos menos jóvenes que otros, para devolverles la sonrisa a sus caritas.
Viggiano se dijo contenta con la experiencia y señaló que este servicio a la comunidad sirvió para dar ánimo a quienes ya habían perdido la esperanza.
"Es un reconocimiento en vida para ’los olvidados’ que alguna vez fueron parte de la vida pública de la entidad y también para los que ya no están con nosotros", expresó.
Grande fue la sorpresa de la también legisladora plurinominal al localizar durante su visita a personajes que en el imaginario popular se daban por muertos políticamente, incluso por ella misma, pasando del susto a la alegría -o viceversa- al finalmente conocerse su paradero.
Caro continuó con su visita y estrechó las manos de enfermos terminales y de desahuciados de la política con una envidiable entereza, pues pese al dolor de verlos en ese estado, les regaló lo único que podía ofrecerles, una sonrisa empática ante su desgracia.
Más tarde se sabría que algunos de ellos ya habían fallecido momentos antes de la visita, cuya tragedia no se alcanzó a percibir derivado de que se mimetizaban con el resto. Incluso cuando emitían sus lamentos finales se creyó que estos provenían de los fantasmas de la política que allí también deambulan, pues en esos casos donde todos saben que están muertos menos ellos, su obsesión les impide alcanzar la luz -disfrutar a sus seres queridos-.
*Esta columna se trata de una parodia