Estudiantes del Instituto de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) fueron agredidos primero por porros de la misma institución, después por personal administrativo y finalmente por académicos el pasado 19 de septiembre. Y aunque el rector Octavio Castillo Acosta públicamente admitió que ’retomaron’ las instalaciones, confesando estar detrás de los mismos, no es la cabeza de universidades autónoma del país más repudiado según la encuestadora C&E Research.
En su estudio correspondiente al mes de enero de 2024, Campaigns and Elections México reveló que entrevistó a 400 estudiantes de la UAEH a través de llamadas telefónicas, resultando Castillo Acosta en la posición 29 nacional con un 37% de aprobación, es decir, que aún hubo 6 rectores que salieron peor evaluados que él.
Destaca que a diferencia del resto de rectores, el de la UAEH reconoció públicamente haber estado detrás de grupos que “recuperaron” las instalaciones de la institución; el problema fue que decenas de videos mostraron que se hizo mediante violencia, ora sea por la Sociedad de Alumnos a su disposición, por personal administrativo organizado que portaba objetos para agredir -y hasta tuvieron ruta de escape-, así como por maestros que por la fuerza entraron a las instalaciones del Instituto de Artes (IdA) pese a los gritos de los alumnos que no querían un enfrentamiento.
Es así que pese a haber actuado de forma premeditada, organizada y coordinada los grupos porriles, Octavio Castillo no presentó su renuncia por los lamentables sucesos que dejaron a diversos lesionados en el edificio central de Abasolo.
Aunado a ello, lejos de castigar los excesos, se ha dedicado a proteger a la gente que siguió sus instrucciones al grado que mediante cartas públicas ha señalado que le deben dejar resolver el conflicto mediante su reglamento para que no intervengan las autoridades, quienes llenas de pruebas han procedido en contra de alumnos afines al rector, respondiendo éste, para salvar su pellejo, que si proceden en contra de unos que lo hagan en contra de todos, queriendo chantajear a la autoridad para dejar impunes a sus esbirros.