El pasado fin de semana tuvo lugar la cumbre de Redes Sociales Progresistas en Tuxtla Gutiérrez, el armado político que alienta Elba Esther Gordillo y Julio Scherer supervisa desde Palacio Nacional; pero la maestra respira para cobrar venganza de sus enemigos, uno de los cuales es Jesús Murillo Karam.
Poco se ha dicho sobre ese encuentro que en tan solo algunas horas delineó y puso sobre la mesa algunas cuestiones estratégicas para el Gobierno y para el futuro de su coalición de cara a las elecciones del verano, que ofrecen como escenarios principales las gubernaturas de Puebla y Baja California.
El encuentro fue coordinado por el nieto de la maestra, René Fujiwara. El origen de los dirigentes y operadores presentes demuestra que este movimiento, que todavía no es partido oficial, está en un proceso acelerado de absorber por completo al Panal, que en la pasada presidencial jugó con el PRI.
En extensos apartados se habló largo y tendido de las cuestiones electorales y se acordó que Elba Esther le pedirá a Andrés Manuel López Obrador que haya figuras de su armado en las elecciones que Morena afronte. La sindicalista está convencida de que la relación con Alberto Anaya y el PT está en franco deterioro y asume que eso le dará buenas posibilidades de ocupar algunos espacios de cara a la creación de su nuevo instituto político.
En Redes Sociales Progresistas aseguran tener juego en todos los distritos donde habrá elecciones y algo más: el inicio de una liga de "abogados progresistas" que supervisarán defensas del voto y posibles litigios. Ahí es donde entra a escena el consejero jurídico de la presidencia.
Quienes la tratan aseguran que los 66 meses que pasó en prisión la cambiaron por completo. Muestra un discurso menos exacerbado, más sereno, producto de las horas que dedica a la meditación oriental y al yoga. Se comenta que en breve su piso de Polanco exhibirá un reacomodo en absoluta sintonía con el Feng-Shui, práctica china que cree en la energía de los espacios físicos a partir de cierto orden.
No todo es paz y amor. En Tuxtla se habló mucho de que este año Morena tiene que cumplir con la promesa de quitar los fueros a los legisladores. La lectura interna es que lo que esconde está demanda de transparencia es la meta de avanzar penalmente contra quienes los artífices de su caída del sexenio anterior, concretamente uno: Jesús Murillo Karam, muy complicado en el caso de los estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa.
