La Hoguera
Emmanuel Ameth
Lo escrito por Salvador García Soto en su columna Serpientes y Escaleras de El Universal llama a analizar el escenario político-electoral actual desde uno de los espacios en los que suele difundirse la postura oficial sobre temas políticos de interés nacional, gracias al que ahora conocemos que ya se plantea dejar la contienda a 2 aspirantes para así poder evitar el arribo casi inminente de Andrés Manuel López Obrador a la silla presidencial.
Porque en un escenario de 3 contendientes –y sus respectivos espectadores-, los números nada más no alcanzan para evitar que el tabasqueño se levante con la victoria y la suma aritmética PRIANRD da esperanza de arrebatarle el virtual triunfo a Morena.
Hasta el primer debate presidencial, el primer sprint lleva por objeto el conocer quién se posiciona como segundo lugar en las preferencias, teniendo la esperanza los tricolores de poderse ‘colar’ y así exigir al otro frente opositor a López Obrador, la suma de esfuerzos mediante la promoción del voto útil.
El problema fue que ni siquiera la inclusión de Margarita Zavala en la contienda restó a Anaya la intención de votos suficientes para que Meade pudiera cobrar dicho cheque pactado con antelación al que sólo le hacía falta escribir el nombre.
Ahora se prevé que si el PAN-PRD continúa en la contienda como Plan B, habrá que comprar el ‘amor’ de la ex primera dama para que no frustre sus aspiraciones; el movimiento también estaba pactado, independientemente de quién fuera el que se posicionaba en el segundo lugar, sólo que para ver prosperar el plan a buen puerto, el movimiento será más costoso en términos monetarios, pero más importante aún, se dará con menor naturalidad que si esta se hubiera sumado a Meade.
Es increíble la importancia que durante todo el proceso tiene el ex secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, quien entre sus cercanos ‘operó’ precisamente para que Meade no levantase en preferencias. Porque además, con pleno dominio sobre Encuentro Social, logró pactar una alianza con AMLO, justificándose bajo el argumento de que si las cosas no iban bien, era más fácil ‘reventar’ su campaña desde adentro.
Lo cierto es que ahora, mientras AMLO sólo tiene la opción de ganar, tanto a Anaya como a Meade sólo les resta perder de seguir como hasta ahora; pero Osorio Chong es el único de los personajes que ‘gana’ bajo cualquier escenario. Mientras los políticos que no conseguirán fuero piensan en el nuevo país donde residirán para evitar la justicia, el hidalguense de hecho, ha jugado sus cartas para poder estar presente en el próximo proceso electoral, ya sea mediante el PRI al que en palabra dice tener lealtad, o a través del PES, donde buscaría el pago de favores del mismo AMLO dada la alianza formalizada.
Su carrera política parecía muerta luego de los pobres resultados entregados como el segundo al mando –y responsable- del barco que encabezó nada más y nada menos que el presidente más repudiado de la era moderna; pero demostró frente a los escépticos, en los que me incluyo, que electoralmente puede ser un verdadero estratega. Por eso es que no ayudará al PRI y no morirá junto con ellos; la derrota la venderá como el resultado irremediable de una mala decisión –en la que no se le contempló como contendiente- y en 2024, muy probablemente, lo veremos fortalecido para pelear nuevamente por la candidatura, en la que habrá priistas que lo apoyen a sus aspiraciones independientemente del partido donde se postule.
