La estadística desmiente los discursos triunfalistas de los dirigentes del PRI, PAN y PRD, quienes se encuentran fuera de toda realidad: pese a todos sus esfuerzos, la gran alianza realizada sólo le quitaría 8 escaños a los que obtuvo Morena en 2018, esto es, que le habrían mermado el 2.5% de su poder actual en el Congreso en números redondos.
Tras las elecciones de 2018 donde Andrés Manuel López Obrador (AMLO) aplastó a todos sus opositores juntos, los escaños conseguidos en la Cámara de Diputados fueron de 323 entre Morena, el PT y el PES, lo que les otorgó una mayoría absoluta, pero no calificada para hacer cambios constitucionales por sí mismos, naciendo allí una alianza política con el PVEM para obtener los 10 legisladores que les hacían falta.
Para 2021 Simo Consulting, contratada por El País, proyecta que Morena reduciría su número de espacios, ya no teniendo la mayoría absoluta por sí mismos pero sí alcanzando 315 escaños.
El panorama es que Morena seguirá teniendo la mayoría del Congreso, lo que le permitiría aprobar cualquier iniciativa que se suba al pleno -que no sea una reforma constitucional- solamente con la ayuda de sus aliados.
Sin embargo, al ya no contar con una mayoría calificada, tendría dos opciones para aprobar reformas de carácter constitucional: la primera de ellas será negociando con los bloques del PRI, PAN o PRD, o bien, aprovechando los meses que le quedan a la actual legislatura para hacerlo.
El PRI-PAN-PRD, la gran alianza opositora al régimen actual, por sí misma no podría autorizar ni una sola iniciativa en el pleno si no es con la venia de Morena -actualmente- o sus aliados -en la proyección-.
Lo anterior sin embargo no hace sino presentar lo complejo del sistema mexicano para designar a sus representantes: actualmente Morena por sí mismo tiene un 44% de intención de voto en las cámaras mientras que en 2018 fue del 39%.
Es de llamar la atención también que frente a este 44% de intención de voto para el partido del presidente, el PRI, PAN y PRD juntos apenas juntan un 40%. Ya con aliados, Morena vuelve a tener mayor intención de votos que todos sus opositores juntos como en 2018.
En cuanto a la reputación de partido, Morena no ha cambiado mucho en 3 años, reflejando de alguna forma la conformidad con la conducción del país que ha llevado el presidente de la República, su principal -y tal vez único- referente.
Morena es el único partido por el que la mayoría de los mexicanos darían su voto con un 56%; todos los demás partidos, incluidos los aliados del partido guinda, tienen la particularidad de que más de la mitad d ellos mexicanos nunca los tacharían en su boleta, con resultados que van del 56 hasta el 72% que los rechazan contra un 37% que no ve a Morena como una opción.
Es también por ello que el presidente mantiene una aprobación del 66% contra un 29% que lo desaprueba, es decir, que hay un 2 a 1.
Por su parte la agregadora Oraculus le otorga a Morena y aliados 319 escaños y 167 al PRI-PAN-PRD, casi 2 a 1, que son 4 más que El País para el partido oficial y 8 menos para sus opositores.
