Xóchitl Gálvez, candidata del proyecto de Claudio X. González que juntó al PRI, PAN y PRD, en su mejor momento, llegó a acortar la distancia con Morena a 25 puntos. Pasado ya ’el fenómeno’ generado por su designación y tras darse a conocer el escándalo inmobiliario en el que está involucrada, parece que las aguas volvieron a su cauce y la diferencia entre ambas alianzas nuevamente se ubica en 31 puntos.
Parte de este efecto, tiene que ver con la investigación de Daniela Barragán del portal Sin Embargo, pues puso al desnudo diversos comportamientos que retratan a Xóchitl de cuerpo entero.
Por lo pronto el sitio Polls.mx, mismo que registra la intención de votos de los aspirantes a la presidencia mediante el estudio de 28 casas encuestadoras, ya destaca una brecha de 31 puntos entre Claudia y Morena, es decir, que se trata de un 2 a 1.
Electa alcalde de la Miguel Hidalgo, único cargo público al que ha llegado a través del voto, prometió “no chapulinear ni abandonar su responsabilidad antes de tiempo”, so pena de quedarse sin casa si lo hacía.
Un año antes de terminar su responsabilidad, la abandonó para registrarse como senadora plurinominal. Fue el PRD quien la registró al no caber dentro del paquete de pluris del PAN, haciendo los partidos dicho acuerdo político.
Posteriormente, Xóchitl, transmitió una serie de videos donde afirmaba que cumpliría su apuesta y donaría el departamento al Colegio Salesiano. Incluso les invitó y allí afirmó nuevamente que aunque aún no hacía la donación, la misma se iba a registrar en los próximos días… pero eso no sucedió.
Lo que hizo Xóchitl, ya una vez agotado el tema en redes para darse promoción, fue venderlo a Mariana Gómez del Campo, sobrina del expresidente Felipe Calderón, por una cantidad muy superior al precio de mercado, como se aprecia en el contrato de compra-venta.
Pero la venta fue una simulación inmobiliaria. Diversos documentos revelan que Xóchitl seguía dando como domicilio el que supuestamente vendió, incluso años después de celebrado el contrato, por lo que la sobrina de Calderón, que nunca lo declaró en su relación patrimonial porque en la realidad nunca lo compró ni lo habitó, se prestó a la operación de lavado de activos.
La donación tampoco existió. Interrogada tras el escándalo y tras la insistencia de la prensa, a la que sólo respondía que “era un asunto privado” para no revelar mayor información, simplemente dijo, según esta nueva versión, que vendió el departamento, con lo obtenido se compró otro, y el dinero restante lo dio al Colegio Salesiano. Incluso si la donación fue mínima, solamente de aquello que sobró de la supuesta operación inmobiliaria, ni ella ni los beneficiarios han confirmado el monto de la misma. Aunque es una operación que debe registrarse ante las autoridades hacendarias, no dejaron evidencia sobre la misma pese a ser todavía una deducción fiscal para dicho año.
Pero la irregularidad más grande estaba aún por venir.
Días después de vendido el departamento que supuestamente había donado, Xóchitl adquirió una lujosa residencia supuestamente con el dinero obtenido por la venta del departamento. Aún tasando la venta del inmueble a un precio muy superior al del mercado, no era suficiente para adquirir su nueva vivienda, no contablemente, por lo que adquirió a un precio preferencial, muy por debajo del mercado, su nueva propiedad.
Pero el constructor al que decidió comprar se vio beneficiado por Xóchitl como alcalde. Desarrollo un fraccionamiento exclusivo, de sólo 5 viviendas, a precios desbordantes. Gávez se encargó de darle todos los permisos en fast track antes de dejar su cargo, pero no fueron suficientes: el alcalde que la sucedió apreció diversas irregularidades y nunca otorgó el permiso para que las casas fueran habitadas u ocupadas, convirtiéndose en una construcción irregular que en CDMX son demolidas -la misma Xóchitl ha subido videos demoliendo construcciones-.
Y en ese fraccionamiento irregular, que recibió todas las facilidades para su apertura, fue que Xóchitl Gálvez compró la residencia que habita actualmente, su casa roja, la cual le fue vendida a precio inferior al de mercado como “moche” por haber autorizado un desarrollo irregular, además de haber sido adquirido con recursos de la simulación de la venta de su departamento, es decir, de lavado de activos inmobiliarios.
Aunado a ello, no es la primera vez que involucran a Xóchitl en un escándalo de moches. Anteriormente, constructores la denunciaron por solicitar “moches” para otorgar permisos cuando era alcaldesa. Según denuncian, entregaban el dinero en efectivo o bien, a través de contratos con las empresas de Xóchitl, las cuales a su vez simulaban realizar trabajos en los desarrollos inmobiliarios. Sobre este comportamiento pueden encontrarse diversos casos en los que repitiendo el modus operandi del cartel inmobiliario del PAN, Xóchitl se hizo de contratos privados previo beneficio otorgado como servidora pública.