La Hoguera
Emmanuel Ameth
Si no sucede nada extraordinario -y hablamos de algo verdaderamente impredecible- en el transcurso de las presentes campañas, y las elecciones se llevan de una forma medianamente limpia, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se levantará con la victoria el próximo 1 de julio para inmediatamente hacer frente a su segundo desafío: el de pactar con actores políticos para poder tener gobernabilidad, lo que irremediablemente lo llevará a negociar con el exsecretario de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong.
Porque no importa que la victoria sea holgada o bien, sea de una sola cifra, lo cierto es que incluso en el primero de los casos, nada le garantiza contar con el respaldo de la coalición que lo lleve a la silla presidencial, siendo en este momento uno de sus principales aliados, vía PES, Osorio Chong.
Ciertamente muchos de los ‘cambios’ que propone AMLO no pasan siquiera por la modificación de las leyes sino en materia de transparencia y de combate a la corrupción, sin mayores atributos de los que ya se cuenta y sobre los que precisamente no se quiere hacer uso en este momento, pero es innegable que en el momento de que alguna de sus intenciones deba pasar por el Congreso, va a tener que negociar con el hidalguense, quien por las coyunturas políticas -el fuero y una alianza previa con AMLO-, será de los pocos prianistas que no estén preocupados por pisar la cárcel por malos manejos.
Y tendrá que ser Osorio Chong porque no sólo estaría en el poder del PES sino de muchas huestes priistas que querrán negociar una amnistía, consiguiendo un mayoriteo en el Congreso con su mediación; en el caso de otros partidos chicos, entre los que ahora figurará el PRD, son muchas sus exigencias y poco su fuerte, por lo que lo más seguro es que sean ninguneados.
AMLO deberá enfocarse en lo que puede hacer desde el ejecutivo para ganar adeptos y tener un Congreso con mayor margen de maniobra a mitad de su periodo, en el mejor de los casos, pero sea cual fuere el caso que se dé, todo apunta a que va a tener que negociar con Osorio Chong, pues parece que el príncipe de la corona del grupo Atlacomulco, estará apestado, probablemente por décadas, y nadie querrá que se le vincule con todo lo que huela a él.