Desde las elecciones de 2020 y ahora en el proceso 2021, son diversos los personajes señalados que militan en Morena Hidalgo que, bajo la supuesta intención de enmendar al partido -que tiene muchos y diversos traidores-, han causado división al interior del mismo aparentemente por así convenir a sus propios intereses.
Aquí se detallarán a quienes traicionan al partido ya iniciados los procesos electorales.
Las acciones tomadas van desde aliarse con grupos legislativos opositores, promover juicios de inconformidad ante cualquier designación de candidatos y la petición de voto de castigo para el partido que los arropó, además de incluso estar detrás de la toma de la sede estatal de Morena Hidalgo mediante sus huestes.
Víctor Osmind Guerrero Trejo.
Víctor Guerrero, cabeza de los “Chuchos” en el Congreso de Hidalgo, misma donde se encontraban las entonces legisladoras Susy Ángeles, Tatiana Ángeles y Rosalba Calva, operaron para que Morena renunciara a la Junta de Gobierno y esta se quedara rotativa, favoreciendo al PRI. También, el legislador intervino a favor de la Secretaría de Finanzas estatal para que el presupuesto presentado no tuviera modificaciones, acabando con la mayoría simple de Morena en su alianza con otros grupos legislativos.
Posteriormente este medio documentó la existencia de una empresa “fachada” cuyas características no correspondían con los ingresos millonarios que esta declaraba. También fue denunciado por un jubilado al que le despojó su vivienda.
Al no conseguir candidatura alguna para las próximas elecciones, aparentemente en contubernio con Simón Vargas, voces al interior de Morena Hidalgo lo señalan como el principal orquestador de la toma de la sede estatal con miras a volver a crear división en las próximas elecciones. Pero no es el único que ha enviado a “su gente”.
Francisco Patiño Cardona, consejero estatal de Morena y aspirante en el proceso interno por la alcaldía de Mineral de la Reforma, también tiene a sus personeros tomando la sede estatal de Morena Hidalgo.
Antes de eso, ha impugnado diversos procesos de designación de candidatos donde no se ha visto favorecido, a la dirigencia estatal, y a candidatos a diputados locales. Si bien es cierto que la dirigencia tuvo y tiene sus demonios, además de favorecer a diversos grupos, entre ellos el Grupo Universidad (GU), en un principio (como muestra la foto de arriba), no tuvo problema alguno con reconocer sus candidatos y hasta levantaba la mano de Roxana Montealegre, cercana al hoy preso líder del GU Gerardo Sosa Castelán.
En su columna “Francisco Patiño, el demócrata”, el periodista Alberto Witvrun hizo varias precisiones sobre al respecto: “Francisco Patiño Cardona se arrepintió de no afectar la campaña de Navor Rojas Mancera, postulado por Morena a diputado federal por Tepeapulco y de esperar a agosto para iniciar la recuperación del partido… arrepentimiento que no desconcierta, solo no se sabe para quien juega al impugnar la candidatura de Rojas Mancera y la de Martín Sandoval Soto… con argumentos que seguramente no procederán.
Patiño Cardona en 1994 fue diputado federal plurinominal por el madruguete de Moisés Rivera Espinosa, hombre cercano a Cuauhtémoc Cárdenas, a quien lo presentó durante la campaña presidencial en Atitalaquia, como la mejor opción, cuando había cuadros con méritos.
En el 2002, Teresa Medina, quien militó como Patiño Cardona en los partidos Comunista Mexicano (PCM) y Socialista Unificado de México (PSUM), fue despedida de la UAEH; un grupo de académicos la defendió, no así Francisco Patiño, quien se negó a hacerlo… en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) se le criticó por apoyar al gobernador Manuel Ángel Núñez Soto, en el proyecto de atraer a Hidalgo el Aeropuerto Internacional Alterno
Como morenista ha buscado fallidamente una candidatura e impugnado a quienes han postulado, esta vez dice que Rojas Mancera viene de otro partido; se le olvida que es senador suplente por Morena, que es competitivo, y que se ha visto afectado por el Clan Universitario, al que ahora tanto critica, aun así su impugnación no sorprende a nadie, solo falta saber esta vez para quien juega”.
Pablo Vargas González, regidor de Pachuca con licencia -y hasta el momento inhabilitado para regresar a su cargo-, es el único de los mencionados que sí obtuvo una candidatura por parte de los morenistas gracias a la intervención de Arturo Herrera Gutiérrez, con quien lleva décadas de amistad además de su familia.
No se quejó cuando resultó electo como candidato porque resultó favorecido gracias a una imposición. En Morena o había candidaturas de unidad o bien se hacían por encuesta; pero la encuesta no se realizó -y ni siquiera figuraba en ella- y pese a haber tenido Morena 26 puntos de ventaja para quedarse con la alcaldía capitalina antes de conocerse al candidato a contender, malas decisiones de él y su equipo de campaña, amén de la ingratitud hacia sus colaboradores -donde destaca la hecha hacia el equipo jurídico que sostuvo su candidatura pese a la violación de la convocatoria-, provocaron que sumado a las triquiñuelas tricolores, perdiera hasta por 3 puntos en un hecho inaudito en la política hidalguense.
Pidió licencia en la búsqueda de una candidatura a la legislatura local, pero esta vez perdió desde el proceso interno. Como agradecimiento al partido que lo impulsó dándole la oportunidad de su vida aún cuando era el menos popular de la baraja entre los electores, ahora pide un voto de castigo hacia Morena, donde si bien el plurinominal Francisco Xavier puede ser tachado de impresentable, el llamado perjudica a Morena en su conjunto y al proyecto de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
El caso de Pablo no es el único.
Pseudomilitantes de Morena realizaron un evento “masivo” -de cinco personas- en la explanada del Reloj monumental de Pachuca en agosto del año pasado para solicitar también un “voto de castigo” hacia Morena. En un principio llamaban a no votar por las candidaturas del GU, pero en la misma rueda de prensa también hicieron un llamado a no hacerlo por ninguno de sus aliados y/o de quienes los impulsaron, es decir, prácticamente de todo Morena.
Alejandro Olvera Mota, quien en su momento fuera el representante de Morena ante el IEEH, también traicionó a Morena -así como prácticamente lo hizo todo el GU al que pertenece-.
Luego de que se iniciaran investigaciones por parte de la UIF hacia la UAEH y en particular, a la administración de recursos por parte de Sosa Castelán, en revancha y por instrucciones de este último, no todas las planillas morenistas fueron registradas para contender por las alcaldías el año pasado e incluso no se formalizó la participación como Coalición en los pasados comicios.
El resultado de no celebrarse la alianza electoral y fracturar tanto a Morena como a sus aliados provocó que obtuvieran victorias en sólo 5 municipios. Y es que sumando los votos de sus coaligados, estos habrían alcanzado 38 ayuntamientos ganados y habrían sido la primera fuerza electoral en la entidad con alrededor de 73 mil 500 más sufragios que el PRI, pero su omisión fue la más grave y costosa -democráticamente- de todos los señalados hasta el momento.
