La Hoguera
Emmanuel Ameth
Ante el bien ganado descrédito de la opinión pública hacia los directivos de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), especialmente hacia aquella mafia enquistada durante décadas que es identificada como la Sosa Nostra, la institución optó por una estrategia que demuestra corporativismo, presiones, sesgo, censura y falta de empatía hacia su comunidad, es decir, la indiferencia al reclamo y la respuesta anacrónica ante los señalamientos que atacan su forma de gobierno.
Porque el temor de aquellos que sienten amenazado su establishment, que primero les llevó a reaccionar como porros de los años 80s y después como estrategas de control de daños de los 70s, pronto les pasará factura ante una sociedad que se abrió al cambio cuando de ellos sólo hubo resistencia.
Personal de dicha institución ha sido ’invitada’ a compartir en sus redes el eslogan denominado ’La garza vive’ como respuesta a los embates de la crítica hacia los adentros de su estructura. Como la decisión es cupular, es decir, entendiendo los trabajadores que se trata de una instrucción absoluta sin necesidad de memorándum por parte de Gerardo Sosa, simplemente la acatan, a eso se ha reducido su criterio.
A ello se suma la estrategia de designar a una ’vocera’ que comparte una comunicación unidireccional, pues cansados de tener a editores web que bajaran la marea de mensajes en contra de la mafia universitaria, les pareció una mejor idea de plano censurarlos, ofreciendo un correo institucional para ocultar la molestia de la comunidad, de la cual sólo conseguirán su crecimiento.
A la par se sigue presionando a estudiantes y directivos para participar en una votación que decida si continúan los paros, pues su narrativa se basa en que la principal demanda de los estudiantes del Instituto de Artes se ha cumplido y que ahora se han apropiado del movimiento agentes externos que buscan la desestabilidad de la institución.
Lo que omite su narrativa es que Octavio Castillo Acosta es el único rector de una autónoma del país que ha usado a académicos, administrativos y Consejo Estudiantil para que de manera premeditada, organizada y sincronizada, agredieran a la propia comunidad universitaria con lujo de violencia.
No sólo les fueron proporcionados objetos para incitar a la violencia, sino que como muestran los videos, incluso se les designó una ruta de escape y hasta se les ofreció impunidad, amén del beneplácito del mandamás universitario para ser canjeado posteriormente por un mejor puesto dentro de la estructura.
El rector debe irse y responder ante las autoridades por ser el autor intelectual del 19S en la UAEH. Con él, cada cargo designado por el Consejo Universitario -así, sin ’H’- también deberá ser rechazado y finalmente un Consejo Constituyente suplirá a todos los integrantes que mediante un proceso vicioso de principio, hoy deciden el destino de la institución.
Lo anterior no significará el fin de la UAEH como en su momento venderán, sino que será la primera piedra de un nuevo principio. El Grupo Universidad ya dio lo que tenía que dar y pronto ya no tendrán distracción alguna tampoco en el área política, pero es algo que ya se veía venir: acostumbrados a seguir órdenes, a renunciar al pensamiento crítico y hasta al libre albedrío, desde que Gerardo Sosa se encuentra ausente-presente en la institución, sólo se evidenció que no tienen una sola figura que le supliera y la fortaleza de su grupo, cuasi secta, radica precisamente en la obediencia incondicional hacia su líder caudillista emanado de las batallas del saqueo de comercios y de la estrategia del miedo a la población.
La UAEH -que no la garza- podrá seguir viviendo, lo que está muerto es la Sosa Nostra. La dimisión de sus cargos de cada uno de sus integrantes será sólo el símbolo que refleje que la propia universidad terminó por rebasarlos y es su destino superarlos.
