Federales vendían cocaína con Calderón y García Luna; el ejército fue sobornado


Jesús Reynaldo Zambada García admitió haber sobornado a Genaro García Luna, Secretario de Seguridad Pública durante la administración de Felipe Calderón Hinojosa.

Federales vendían cocaína con Calderón y García Luna; el ejército fue sobornado
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Julio 10, 2019 17:47 hrs.
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Emma Martínez / REVOLUCIÓN 3.0 › Emmanuel Ameth Noticias

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Será a mediados de este mes cuando El Chapo Guzmán reciba la condena correspondiente a los 10 delitos de los que se le encontró culpable, después de varios meses de juicio en Estados Unidos.

Entre noviembre de 2018 y febrero de 2019, se llevó a cabo en una Corte de Estados Unidos, un hecho que formará parte de nuestra historia contemporánea: El juicio a El Chapo Guzmán. Uno de los narcotraficantes más famosos, ricos y poderosos a nivel mundial.

Pocos fueron los reporteros que tuvieron la oportunidad de cubrir el llamado ‘juicio del siglo’, entre ellos se encontraba la periodista Alejandra Ibarra Chaoul. Durante esos meses, la corte federal de Nueva York, en Brooklyn, se convirtió en su segundo hogar.

Ibarra Chaoul realizó una impecable cobertura del juicio para Ríodoce, sin embargo, había mucho más que narrar y describir de aquel suceso, lo que sentó las bases de El Chapo Guzmán: el juicio del siglo, editado por Random House bajo el sello Aguilar (2019).

La periodista, radicada en Nueva York, da a conocer parte de los testimonios y datos que suponen nexos entre El Chapo Guzmán y funcionarios de alto nivel, incluidos Presidentes de México.

En la corte se habló de sobornos, los cuales explicaron la operación del cártel. Los más significativos y grandes, los de altos mandatarios con nombre y apellido, sería un tema que la fiscalía intentaría ocultar a toda costa. Esos sobornos ayudaban a corroborar la historia de la defensa, donde cárteles pagaban a los políticos de altura para dejarlos seguir operando.

Los pagos se distribuían una vez al mes. El Rey le daba 300 mil dólares al director de la Procuraduría General de la República, al de Caminos y Puentes Federales, al de la policía judicial, al de homicidios, a las autoridades del aeropuerto y a policías municipales.

Cuando recibían la droga colombiana en las costas, El Rey Zambada usaba la ayuda del comandante estatal de la PGR, el Yaquiy el de la policía Federal de Caminos, el Puma, quienes los escoltaban para que nadie los detuviera, explica la periodista en el libro.

En otro momento del juicio, se narra en el libro, se preguntó: ’si El Mayo pudiera corromper al Presidente ¿lo haría?’. ’Tal vez’, respondió El Rey. ’Su hermano tenía un particular interés en una persona llamada García Luna, ¿cierto?’, prosiguió un abogado. ’Correcto’, admitió Zambada.

Jesús Reynaldo Zambada García admitió haber sobornado a Genaro García Luna, Secretario de Seguridad Pública durante la administración de Felipe Calderón Hinojosa. El mismo presidente que, 10 días después de iniciar su cargo, lanzó la guerra contra las drogas, iniciando un operativo de militares en Michoacán.

El soborno, en 2007, a nombre del cártel de Sinaloa, no era el único ni había sido el primero. Antes, entre 2005 y 2006, El Rey se había reunido con García Luna por primera vez y con el abogado de su hermano, Oscar Paredes, en un restaurante de la Ciudad de México.

’En esa ocasión, un soborno de 3 millones de dólares fue para el entonces director de la Agencia Federal de Investigación (AFI), a cambio de colocar a un hombre de El Mayo como líder de la policía en Culiacán’.

Zambada dijo que el segundo soborno, señalado, fue en 2007 y consistía entre 3 y 5 millones de dólares, destinado para que el cartel pudiera operar sin contratiempos.

Con vistas al futuro, Zambada también dijo haberle pagado ’varios millones’ en 2005 a quien, estaba seguro, sería el siguiente Secretario de Seguridad Pública, un hombre descrito como Secretario de Gobierno durante la jefatura de Andrés Manuel López Obrador, en la Ciudad de México.

’Pero las polémicas elecciones del 2006 para la presidencia de la República convertirían esa inversión en una apuesta perdida’, se indica el libro. Al juicio de El Chapo, también fue llamado El Tololoche, un testigo que consumió tanta cocaína que casi se le cae la nariz, según las pistas que se habían ofrecido en los alegatos iniciales.

Y aunque su nariz se ve bien perfecto estado, el testigo lo corroboró. De 1987 a 1995 consumió 4 gramos de cocaína diaria hasta que se le perforó el tabique y le tuvieron que poner un implante de cartílago.

Durante el juicio uno de los testigos confirmó que Enrique Peña Nieto le pidió 250 millones de dólares a Guzmán Loera, ’para que pudiera seguir trabajando’ y que este le ofreció 100 millones de dólares a cambio. Esta cantidad, dijo el testigo, se le entregó al Presidente durante octubre 2012, en la Ciudad de México.

’Pero las polémicas elecciones del 2006 para la presidencia de la República convertirían esa inversión en una apuesta perdida’, se indica el libro. Al juicio de El Chapo, también fue llamado El Tololoche, un testigo que consumió tanta cocaína que casi se le cae la nariz, según las pistas que se habían ofrecido en los alegatos iniciales.

Y aunque su nariz se ve bien perfecto estado, el testigo lo corroboró. De 1987 a 1995 consumió 4 gramos de cocaína diaria hasta que se le perforó el tabique y le tuvieron que poner un implante de cartílago.

Durante el juicio uno de los testigos confirmó que Enrique Peña Nieto le pidió 250 millones de dólares a Guzmán Loera, ’para que pudiera seguir trabajando’ y que este le ofreció 100 millones de dólares a cambio. Esta cantidad, dijo el testigo, se le entregó al Presidente durante octubre 2012, en la Ciudad de México.



El testigo también dijo que se le hizo llegar maletas llenas de efectivo a Peña Nieto para su campaña presidencial a través de JJ Rendón, el venezolano que trabajaba como asesor de Peña Nieto.

“Durante el sexenio de Felipe Calderón, el ejército recibió dinero de los narcos”, dijo el testigo. Las fuerzas especiales estaban en la nómina de los Beltrán Leyva, con el fin de que los protegieran de Guzmán Loera, con quien estaban en guerra. Incluso la Policía Federal, dijo el mismo testigo, traficaba y vendía cocaína colombiana en México, para Edgar Valdez Villarreal, La Barbie.

Un dato más dado a conocer por el testigo fue que el narcotráfico le pagaba una mensualidad a Oscar Adolfo Naranjo Trujillo, ex director de la Policía Nacional de Colombia, para darle protección a la familia de un cártel durante sus actividades ilegales. Trujillo fue asesor de Peña Nieto “por su experiencia en el combate al narcotráfico”.

Lo anterior forma parte de una serie de datos y testimonios crudos de testigos que conforman un mosaico de pistas que dan cuenta del desarrollo de la gran estrategia de El Chapo para forjar su gran imperio de tráfico de drogas.

Aunque pocos tuvieron acceso a esa fuente de información que desbordó escalofriantes datos durante varios meses en la sala 8D, en Nueva York, la periodista Alejandra Ibarra, realiza una impecable crónica de aquel episodio histórico. Su pluma traslada fácilmente al lector a esos momentos y a ese recinto, para presenciar el juicio del siglo.

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