Lo de Morena en Coahuila ha sido un desastre. A inicios de año adelantaban una victoria cómoda, incluso más que en el Estado de México, pero una serie de malas decisiones provocó que la ventaja que tenían hasta por veinte puntos en preferencias a inicios de año se convirtiera en una brecha por el mismo margen respecto al primer lugar.
La mano de Mario Delgado no pasó desapercibida para este proceso electoral. Sin encuestas fiables de por medio para la designación de candidato a la gubernatura, tal como en el resto de entidades del país, no hubo mesura por parte del dirigente guinda y se decantó por uno de sus cercanos, creyendo que con la marca ’Morena’ bastaba y sobraba para ganar los comicios.
La narrativa de hecho, le salió bien al principio, pues la candidatura morenista, aunque impugnada, seguía creciendo en preferencias, sumado a que la mayor parte de la población, según diversos sondeos, quería un cambio de partido para que encabezara el ejecutivo estatal.
Todo era miel sobre hojuelas a principios de enero, pues el ’colchón’ de 20 puntos sobre el candidato tricolor que abanderaba la alianza PRIANRD les hizo soberbios al grado de que no sólo no les importó la ruptura, sino que se dieron el lujo de perder a otro de sus aliados electorales, el PVEM.
Días después de conocerse la separación, los sondeos mostraron una caída abrupta de preferencias por el morenista, quien comenzó a dividirse votos con Mejía Berdeja; el propio candidato del UDC-PVEM también minó el camino y Manolo Jiménez tuvo un ligero repunte, pero sostenido, en sus preferencias.
Y el resto es historia.
A tres semanas de celebrarse los comicios, es Manolo Jiménez el que aventaja a Guadiana por 20 puntos mientras que del resto de candidatos ninguno despega.
Tan importante fue el papel de Mario Delgado para provocar división en Coahuila, como el de la dirigencia nacional del PRI para exacerbarla y hacerla irreconciliable. Al día de hoy, pese a no tener posibilidad alguna real de ganar la contienda por separado, ninguno de los candidatos tiene el menor interés en renunciar para fortalecer al otro de sus contendientes, por lo que el interés personal se ha impuesto al bienestar común, en caso de que alguna vez hubieran preferido al bienestar de Coahuila sobre el propio.
Es por ello que las probabilidades de victoria de Manolo Jiménez según la agregadora de Polls.mx ahora son estimadas hasta en 98%, es decir, que son irreversibles bajo el escenario actual e incluso para muchos que pudieran salir de la manga.
Coahuila se convertirá en el último bastión que le quede al PRI cuyo gobierno se sumará al de Durango en poder del tricolor.
Y no es que Coahuila ostente una importancia nacional en términos electorales o incluso económicos, pero la dirigencia nacional tricolor, ya ratificada hasta el próximo año, se frota las manos pensando en repetir la fórmula para las federales de 2024, teniendo a su favor que será nuevamente Mario Delgado el responsable de la designación, el mismo dirigente que perdió la ventaja de 20 puntos que se tenía en Coahuila.
